Las torres de lujo en Las Mercedes elevan la temperatura y el riesgo ambiental en Caracas

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La construcción de torres modernas en la urbanización Las Mercedes, más que un paso a la modernidad, implica una amenaza a largo plazo: el aumento de la temperatura en la zona, producto de la superficie en construcción y la progresiva eliminación del arbolado, produce serias consecuencias sobre el ambiente y la salud de los residentes.

Las construcciones, además, fueron autorizadas bajo los cuestionamientos de expertos que indican que los últimos cambios en las ordenanzas de zonificación no cumplen con un plan urbano integral de la ciudad y no se consultó a los vecinos de Baruta para su aprobación, reveló la Alianza Rebelde Investiga.

Así lo revela un mapa de calor de marzo de 2020: en la urbanización Las Mercedes, al este de Caracas, se ven manchas rojas que indican que, en esos lugares, la temperatura es cuatro grados mayor que en otras zonas de la ciudad y oscila entre los 32 y 34 grados. La más grande de estas máculas está al comienzo de la avenida principal, justo la zona más desprovista de árboles donde el asfalto y los techos impermeables le han ganado por completo al espacio a cualquier especie vegetal.

Las imágenes que muestran la temperatura de la superficie terrestre (LST, por sus siglas en inglés), tomadas entre marzo y abril de 2020 –los meses más secos y cálidos del año–, indican también que, hace poco más de una década, la temperatura en Las Mercedes y en el resto de la ciudad era distinta y que en la mayor parte del territorio, incluso en el período más cálido, oscilaban entre 24 y 27 grados. Hoy, esos valores subieron a la franja 28 y 31 grados.

Este fenómeno se explica a través de las islas térmicas o islas de calor, que revelan la existencia de un aumento de la temperatura entre las zonas urbanas –densamente pobladas y construidas– y la periferia, donde la presencia de vegetación es notablemente mayor. En Caracas, ese calor se intensifica en la estación seca y empeora cuando choca con eventos de origen climático como El Niño o las olas de calor producidas por el cambio climático.

Esta variación, según explicó la investigadora del Instituto de Geografía y Desarrollo Regional de la Universidad Central de Venezuela, Karenia Córdova, en un estudio sobre el tema publicado en 2011, “se asocia a una progresiva pérdida del entorno vegetal natural, intra y peri urbano, sustituyéndolo por superficies impermeables, como el concreto, asfalto, ladrillo y otros materiales de construcción, que alteran el balance hídrico y radiativo superficial, lo que induce, en consecuencia, a un aumento de la temperatura en las áreas urbanas”.

Las construcciones de Las Mercedes de los últimos cinco años, con sus altas fachadas de cristal y cemento, amenazan con ampliar estos manchones rojos que describen a las zonas críticas dentro de la isla de calor, se extiendan a lo largo de toda la urbanización. Esta investigación indagó en las consecuencias de una transformación que se ampara en cambios de zonificación e ignora los parámetros mundiales de planificación de ciudades sostenibles.

El aumento progresivo de la temperatura hará que el consumo de energía se eleve, que el suministro del servicio eléctrico empeore e impacte directamente en todos los servicios públicos. Además, aumentará las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del tránsito automotor creciente y de un transporte público deficiente. Todo hará mella en la salud de quienes viven o trabajan allí. A estos factores se suma la ausencia de un plan que vele por las obras patrimoniales que, según expertos, están amenazadas por los nuevos aires de modernidad.

Los efectos serán mayores si se toma en cuenta que a estas construcciones las rodean palmeras y no árboles, cuyo follaje limitado ofrece menos sombra y menos poder para filtrar el impacto de los rayos del sol que caen directo a la superficie. Un monitoreo hecho por la Plataforma Plantados, creada en defensa del arbolado urbano, revela que hay un déficit de más de 1.300 árboles en toda la urbanización. Todo ello contribuye con las secuelas que deja el calentamiento del planeta en el país y en el mundo que empuja hacia arriba los indicadores de los termómetros.

CAMINAR Y SUDAR EN LAS MERCEDES

Aunque en los últimos años la definición de isla de calor o isla térmica urbana ha estado en boca de científicos y medios de comunicación, data de la década de los sesenta y se asocia con la formación de una cúpula de calor sobre la ciudad, donde los picos están sobre los espacios urbanos densamente ocupados y con muchos metros de construcción y el entorno vegetal natural se pierde progresivamente.

Córdova estudia desde hace años el fenómeno en Caracas a través de imágenes satelitales y la implementación de las bandas térmicas de dos sensores (Landsat 7 y Landsat 8). Con un mapa, precisó que en la capital venezolana hay un mosaico de microclimas que van desde los puntos rojos donde los árboles se extinguen al paso del concreto y el asfalto, hasta las zonas más claras como el Country Club, donde la alta presencia del arbolado urbano se combina con el campo de golf y refresca todavía más la zona.

“Lo que hemos visto con el tiempo es el aumento de la intensidad del calor en la ciudad y que el suroeste y noroeste tienen un comportamiento térmico peor que el sureste y noreste de Caracas”, señaló.

Aunque Las Mercedes está en el sureste –y no padece de las quemas de basura como ocurre en barrios del oeste donde carecen los servicios de aseo urbano–, tiene zonas críticas de calor como el final de la avenida Río de Janeiro y los estacionamientos sin techo cercanos. Las islas de calor se consolidan cuando dentro del área urbana desaparecen los árboles y los parques vecinales y predominan este tipo de espacios.

Córdova advirtió que esta área crítica de Las Mercedes se comenzó a extender y, ahora, llega hasta el inicio de la calle París. Allí están el Centro Comercial Automercado, varias plazas de estacionamiento y casi ninguna planta.

Las características del suelo tampoco ayudan: capas de asfalto y cemento sin zonas verdes. El vidrio y el ladrillo que se suman al paisaje. Todas son superficies que remiten el calor de los rayos del sol que caen directamente sobre ellas sin ningún tipo de filtro. Mientras haya más superficie construida, mayor será la alteración sobre los parámetros que regulan el clima local.

Carlos Dobobuto, vicepresidente del Consejo Venezolano de Construcción Sostenible y asesor en sostenibilidad, aseguró que varias de las nuevas construcciones tienen suelos impermeables, es decir, que no permiten el paso del agua. Una imagen satelital analizada por Córdova confirmó este dato.

“Si hacemos el análisis de superficie impermeable, concluimos que prácticamente toda Las Mercedes la tiene. Vemos muy poca arborización y la poca que hay está en una condición de estrés tal que no cumple ningún rol de mitigación, porque la vegetación que tiene esta función, que tiene actividad clorofílica, que está viva, es la que evotranspira y contribuye a mitigar el calor con ese aporte de humedad. Pero si la vegetación está en condición de estrés no logra este proceso”, sentenció la experta.

Imágenes satelitales de cobertura superficial. Cortesía: profesora Karenia Córdova

Estos grupos de árboles aislados, señala, “no pueden contribuir a bajar la temperatura porque están rodeados de superficie seca, impermeable, no evapotranspirativa, que tienen una capa de concreto”, completó.

Sin la cobertura vegetal disminuyen la humedad y la sombra. El impacto de la radiación solar se dispara, al igual que el calentamiento de la superficie que provoca que el calor se mantenga durante las primeras horas de la noche.

Un monitoreo hecho en junio de 2022 por la Plataforma Plantados, que integra organizaciones que defienden el arbolado urbano, reveló que hay apenas 829 árboles en Las Mercedes, cuando la cifra debería superar los 2.200.

Plantados se basa en el cálculo de un árbol grande sembrado cada 10 metros, una medida a la que se han acogido distintos manuales de arborización, según el integrante de la plataforma, José Carvajal.

Para hacer ese diagnóstico, la organización recorrió las 18 vías que atraviesan la urbanización de este a oeste y de norte a sur, y comprobó que hay cuadras donde los árboles fueron arrasados y otras donde estos fueron reemplazados por palmeras. Estas, por cierto, son frecuentes alrededor de las nuevas construcciones.

“Con una arborización fraccionada y discontinua poco se hace por mejorar la situación”, apuntó Córdova. En la imagen citada por la experta aparecen puntos marrones que identifica como los terrenos baldíos de las construcciones. Los pequeños puntos verdes, señala, los identifica como las gramíneas que han crecido en estos lotes.

Si bien la altura de los edificios ayuda a proyectar sombra y esta baja la temperatura, esta cualidad queda sin efecto cuando los techos, de grandes dimensiones, no tienen un tratamiento especial. Córdova agregó que aquellas azoteas que se cubren con colores como verde, rojo o negro incrementan el calor porque lo abosorven y remiten, mientras que aquellos que se cubren con un material reflectante (colores aluminizados, blanco, plateado), o se convierten en “techos verdes vivos” (un sistema que contempla la instalación de una cubierta vegetal con plantas capaces de retener el agua de lluvia, purificar el aire, reducir la temperatura ambiente y ahorrar energía) sí ayudan a mitigarlo.

Que Las Mercedes se convierta en una zona crítica de calor también reviste un riesgo para la salud humana. En las temporadas más secas y cálidas de la ciudad, las altas temperaturas pueden transformarse en calor extremo y generar quemaduras de piel, calambres, agotamiento o golpes de calor, porque el cuerpo no tiene la capacidad para enfriarse adecuadamente.

El estudio de Córdova indicó que, en marzo de 2010, Caracas experimentó un incremento de temperatura atípico que se combinó con humo de incendios forestales y baja humedad. El resultado fue “un aumento sostenido en el material particulado en suspensión” que dejó un alza de enfermedades respiratorias en Distrito Capital y Miranda. Las zonas críticas de calor de la ciudad están más expuestas a repetir este tipo de cuadros.

Con un panorama negativo del sector construcción e inmobiliario del país por la contracción económica, en Las Mercedes ocurre un proceso de transformación de sus espacios impulsado por la modificación de las ordenanzas de zonificación, reformadas en tres oportunidades entre los años 2008 y 2019 con el apoyo de la Alcaldía de Baruta, en manos de la oposición, y el Concejo Municipal, hasta 2021 liderado por el oficialismo. Los cambios en los instrumentos, que contienen las variables urbanas para construir en el municipio, favorecieron la inversión en la zona.

En 1998 se modificó por primera vez la ordenanza de zonificación de la urbanización y se aprobó un plan especial de urbanismo que permitía el aprovechamiento del suelo para uso residencial y comercial. Con estos lineamientos se abría el paso para la construcción de edificios de oficinas. La idea era convertir a Las Mercedes en una centralidad dentro de Caracas, recordó Sandra Ornés, docente del Departamento de Planificación Urbana de Universidad Sin Bolívar (USB) y exjefe de la División de Gestión Ambiental de la Alcaldía de Baruta.

Ornés explicó que las ordenanzas de zonificación aprobadas deben estar en sintonía con lo establecido en el plan especial de urbanismo y detalló que el Departamento de Ingeniería Municipal de Baruta debe velar que las empresas constructoras cumplan con sus disposiciones. Incluso la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística prohíbe en su artículo 46 hacer reformas de estos instrumentos antes de los 10 años de la última modificación. Pero Provenzali recordó que en dos oportunidades –en 2015 y 2019– se autorizaron cambios antes del tiempo permitido y sin una motivación expresa. Durante esos años, los funcionarios opositores Gerardo Blyde y Darwin González ocupaban la alcaldía del municipio.

En octubre de 2019 se aprobó la última ordenanza de zonificación que fijó lineamientos urbanos sobre el eje norte de Baruta (Colinas de Bello Monte, Las Mercedes, Chuao). Un año antes de su aprobación, un grupo de arquitectos advirtió a la Alcaldía de Baruta que el proyecto de reforma era inviable.

Provenzali señaló que la rezonificación, que comprendía el aumento de la rentabilidad inmobiliaria con la unificación de las parcelas para ampliar el radio de los edificios, tendría un impacto negativo sobre el espacio público, la movilidad y la intensificación urbana.

El cambio de zonificación se aprobó, según Provenzali, sin justificación ni articulación en un plan urbano integral y sin consultar a las asociaciones de vecinos del municipio, como lo dictan las leyes. «Se favoreció el interés económico sobre el bien común», afirmó.

Para el experto en Planificación Urbana y Regional Ricardo Cuberos Mejía, la ordenanza se tornó obsoleta porque no se apega a los lineamientos de desarrollo urbano a los que se acoge el mundo moderno y que proponen documentos como la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Nueva Agenda Urbana de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III).

OBJETIVO 11 DE LA AGENDA 2030

Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles

UNO DE LOS PRINCIPIOS DE LA NUEVA AGENDA URBANA

c) Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, promoviendo el uso de la energía no contaminante y el uso sostenible de la tierra y los recursos en el desarrollo urbano, protegiendo los ecosistemas y la diversidad biológica, entre otras cosas promoviendo la adopción de estilos de vida saludables en armonía con la naturaleza, alentando modalidades de consumo y producción sostenibles, fortaleciendo la resiliencia urbana, reduciendo los riesgos de desastre, y poniendo en práctica medidas de adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos.

Aunque ambos instrumentos fueron publicados posterior a la ordenanza, ninguna de sus modificaciones se ha ocupado de actualizarla conforme a esta nueva visión.

“No se refleja la movilidad sostenible sino ampliaciones de vías y facilidades para el vehículo, ni tampoco se explicitan lineamientos de compromiso ambiental que están siendo aplicados en los nuevos códigos urbanísticos que comprometen a la ciudad con la construcción de espacios públicos y edificios con un manejo eficiente del consumo de agua y energía, la generación de desechos, el fomentar la biodiversidad. En la actualidad es casi de obligatoria pertinencia incluirlos en estos instrumentos”, aseguró el experto.

Cuberos Mejía añadió que la tendencia es la construcción de edificaciones con usos mixtos, que permiten que las urbanizaciones tengan vida de día con oficinas y comercios, y que de noche se conviertan en viviendas. A esto se suma el reto de la postpandemia que contempla estructuras con espacios abiertos para sus moradores.

De fondo también persiste la preocupación por la memoria histórica. Especialistas como Octavio Sisco Ricciardi, abogado y experto en patrimonio cultural, plasmó en un estudio divulgado en 2019 la preocupación de que las nuevas construcciones afecten las obras declaradas bien patrimonial por Estado en Las Mercedes, las cuales deben ser resguardadas y protegidas según lo previsto en la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural y Ordenanza sobre el Patrimonio Histórico de Baruta, ambas vigentes desde 1993.

La arquitecta Hannia Gómez sostuvo que las torres son incompatibles con el ambiente urbano y subrayó que su infraestructura impide que haya armonía entre lo antiguo y lo moderno. Por eso, incluso, cuestionó hasta la falta de criterio para establecer el máximo de las alturas de las torres.

PATRIMONIOS EN LAS MERCEDES

La Alcaldía de Baruta ha otorgado más permisos para construir en Las Mercedes edificios de oficinas, hoteles y establecimientos comerciales. Lo más notable son los desarrollos de torres altas, en su mayoría para uso de oficina y comercio. En los últimos siete años, doce empresas de construcción han liderado los proyectos de al menos 31 edificios, de los cuales 58% aún están en fase de ejecución. La mayoría de las obras iniciaron entre 2016 y 2017 cuando la economía venezolana mostraba signos de debilidad, según se desprende de una base de datos elaborada por la Alianza Rebelde Investiga (ARI), conformada por los medios El Pitazo, Runrunes y TalCual, y la ONG Transparencia Venezuela. / Más en Alianza Rebelde Investiga


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