La joven Sofía Saavedra (25) se hizo con el espacio que Inditex abandonó en Venezuela. Y no solo eso, sino que lo hizo en el mismo lugar donde antes se encontraba la tienda más emblemática de Amancio Ortega en Caracas. Fue en mayo de 2021 cuando las venezolanas se quedaron sin poder comprar las prendas de Zara, Bershka y Pull&Bear. El empresario Camilo Ibrahim Issa, vinculado a la polémica aerolínea Plus Ultra, cerró las franquicias que tenía de Inditex.
El centro comercial Sambil, el más importante de la capital venezolana con 16 millones de visitantes al año, albergaba la principal tienda de Zara. Desde 2022, en su lugar está Covas, la marca de Sofía que comenzó vendiendo sombreros de playa y ahora se ha convertido en un referente de la moda venezolana. “Mi empresa no habría crecido tanto si Inditex no se hubiera ido de Venezuela”, admite la emprendedora a LOC. La historia de Sofía tiene otro punto en común con Zara: su origen gallego. “Mis cuatro abuelos son gallegos, mis padres también. Mi familia llegó hace 50 años a Venezuela y siempre han viajado entre los dos países. Mis abuelos paternos viven en Ortigueira y mi abuela materna en Covas, que es el nombre de la marca. Aunque tienen sus casas aquí en Venezuela”.
Sofía reconoce que sus abuelas han sido una gran influencia para ella. “Las dos tenían tiendas de ropa infantil y yo crecí como una muñeca vestida con moda española. Siempre tuve vestidos y zapatos españoles… De ahí viene mi inspiración”.
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Sofía aprovechó la pandemia para dedicarse al proyecto de Covas, que hoy tiene dos tiendas físicas, vende por internet y planea crecer por todo el país. “Yo había empezado Covas en 2017 y vendía sombreros de playa. Puse una tiendita en casa de mi abuela y como era un negocio muy informal lo dejé. Como estaba en Venezuela por la pandemia pensé que tenía que invertir mi tiempo en ese proyecto. Compré con 300 dólares tela para hacer monos para estar en casa. En junio de 2020 lo retomé y ya en agosto contraté a una persona para que me ayudara. En octubre alquilé un local de 50 metros que era tienda, oficina, depósito… En diciembre ya tenía 3000 piezas en inventario. Ya no solo hacía monos sino más cosas. El 21 de ese mismo mes vendí hasta la última pieza”.
Sofía es uno de los casos de los venezolanos que eligen no emigrar y buscar oportunidades en Venezuela, aunque admite que no hay una receta de éxito. “Yo siempre digo que no soy diseñadora de moda sino una comerciante muy hábil a la que le gusta la moda. No hago un vestido muy elaborado sino diseños simples, moda para todos. Nos hemos enfocado en hacer tallas desde la XXXS hasta la cinco XL. En Covas cabemos todas. Me he centrado mucho en eso y creo que es lo que más popularidad me ha dado. Pese a la crisis hemos hecho un gran esfuerzo en reactivar la producción nacional. Ahora mismo empleo directamente a 46 personas, trabajan conmigo indirectamente más de 300. Siempre desde mi posición voy a tratar de promover la confección y reactivar la industria privada que fue lo que más se perdió durante la crisis que aún estamos viviendo”.
Sobre la situación de Venezuela, Sofía señala que hay movimiento en el sector empresarial del país. “Yo no puedo decir que Venezuela se arregló porque queda mucho pero veo a muchos jóvenes con ganas de hacer cosas aquí, de invertir… Antes todo el mundo quería irse. Ahora hay muchos que están regresando. Aquí las leyes para empresarios son duras, en el momento de pasar de emprendedor a empresario los impuestos te dan un golpe de realidad”.
Covas está dirigida a un público muy limitado porque la mayoría de la población no puede acceder a ella pese a que sus precios rondan los 20, 30 y 40 dólares. Por eso, la emprendedora ha lanzado Samos, otra marca con la que pretende llegar a más gente. “La tienda tiene tres pisos y está en La Candelaria, la zona gallega. Logré recuperar la propiedad que era de mi abuelo y ahí la instalé. La idea es que compro contenedores en China de ropa de saldo, de colecciones pasadas y lo vendo por 2 y 5 dólares. Lo pongo en el mercado para que otros lo compren y lo puedan vender, como una fórmula para ayudar a los emprendedores. Voy a vender también a quien solo me quiera comprar una pieza. Algunos dicen que me monté mi propia competencia pero no es así porque Covas no tiene competición en su segmento de mercado”.
Sofía Saavedra cree que las redes sociales son una herramienta más de su trabajo. “Intento que el contenido aporte valor y que no sea solo mostrar modelitos”. La empresaria es fan de Amancio Ortega, “un hombre de La Coruña, como mi padre”. Saavedra admira su discreción y que siga viviendo en Galicia pese al imperio que tiene. “De Amancio se sabe poco porque no es un hombre de hacer documentales. Cuántas historias tendrá, si a mí me han pasado y soy minúscula a su lado. El otro día me preguntaron que con quién hablaría si pudiese y dije sin dudarlo Amancio. Mi marido dijo que con Bezos el de Amazon y yo: ‘¿Estás loco?’ Yo con Amancio, es un genio”.
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