La empresa estadounidense Valero Energy se encuentra en una situación paradójica: por un lado, es una de las interesadas en la puja por Citgo, el brazo de refinación de la estatal venezolana PDVSA en Estados Unidos; y por otro, es una de las principales compradoras de petróleo venezolano para procesarlo y expenderlo en el mercado norteamericano.
Un aumento de las importaciones desde Venezuela
Según datos de flujos comerciales de Refinitiv Eikon, las importaciones de crudo venezolano desde Estados Unidos se incrementaron en septiembre a su nivel más alto en más de un año, alcanzando los 601.505 barriles por día (bpd), un 28 por ciento más que en agosto y el promedio mensual más elevado desde agosto de 2017.
Este aumento se debió principalmente a las mayores compras de Citgo Petroleum y Valero Energy, que adquirieron más de 250.000 bpd cada una de crudo venezolano en septiembre, frente a un promedio de 170.000 bpd a principios de este año.
Un declive de la producción y las exportaciones venezolanas
El incremento de las importaciones desde Venezuela contrasta con el declive de la producción y las exportaciones petroleras del país sudamericano, miembro de la OPEP, que han sufrido por la crisis económica, las sanciones internacionales y los problemas operativos.
La producción de crudo de Venezuela había disminuido por tercera vez consecutiva a 1,448 millones de bpd en agosto, según cifras oficiales. Las exportaciones totales de crudo de Venezuela cayeron 14 por ciento en septiembre a 1,105 millones de bpd debido al sostenido descenso de la producción y los inconvenientes en la terminal de Jose, el principal puerto petrolero de Venezuela.
Una colisión menor en agosto en uno de los muelles de Jose ha limitado las exportaciones en grandes buques hacia Asia, permitiendo la carga de un mayor número de tanqueros medianos, incluidos los que normalmente cubren rutas a Estados Unidos.
Un cambio en la composición del crudo venezolano
Otro aspecto que llama la atención es el cambio en la composición del crudo venezolano que se importa desde Estados Unidos. En septiembre, PDVSA vendió a Citgo y Valero unos 84.000 bpd de crudos de Santa Bárbara, Mesa y Leona, que generalmente procesan las refinerías venezolanas.
Estos crudos son más livianos y menos viscosos que los habituales crudos pesados y extrapesados de Venezuela, que requieren de diluyentes para poder ser transportados y refinados.
PDVSA importa regularmente gasolina, diesel, gas licuado de petróleo y materia prima de refinación para compensar la baja producción de sus refinerías.
El futuro incierto de Citgo
Citgo Petroleum, la empresa refinadora de Venezuela con sede en Houston, podría cambiar de dueño pronto. Un juez de Estados Unidos ordenó una subasta judicial para vender las acciones de una de sus matrices, PDV Holding, y así pagar a algunos de los acreedores del país sudamericano. La decisión puso fin a cuatro años de protección que el gobierno estadounidense le había otorgado a Citgo frente a los reclamos de quienes perdieron activos por expropiación en Venezuela.
Un activo estratégico
Citgo fue adquirida por Venezuela hace casi 40 años como parte de su estrategia de internacionalización. La empresa posee tres refinerías, seis oleoductos y 4.200 minoristas independientes de gasolina en Estados Unidos. Su capacidad de refinación es de 807.000 barriles por día, orientada al procesamiento de los crudos pesados venezolanos. Su valor se estimó en casi 12.000 millones de dólares en 2014, cuando Venezuela intentó venderla sin éxito.
Desde 2019, Citgo ha estado bajo el control de una serie de juntas supervisoras designadas por la Asamblea Nacional de Venezuela, liderada por la oposición. El gobierno de Estados Unidos reconoció a estas juntas como legítimas y extendió hasta enero de 2024 la protección a Citgo contra acreedores. Sin embargo, un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que el alivio de las sanciones petroleras del gobierno de Joe Biden no debería afectar la subasta.
Un proceso sin precedentes con varios postores
La subasta fue iniciada por el juez de distrito en Delaware Leonard Stark, quien en 2018 determinó que PDVSA era el alter ego de Venezuela, un fallo judicial poco común que permitió a Crystallex International buscar tomar acciones de PDV Holding para recuperar activos que había perdido por expropiación en Venezuela. Venezuela creía que podía escudarse del avance de los acreedores porque los tribunales estadounidenses generalmente tratan a las corporaciones como entidades separadas de sus propietarios. La apelación de Venezuela está pendiente ante la Corte Suprema de Estados Unidos.
Stark contrató a la firma de inversiones Evercore Group para recolectar datos financieros y mercadear la empresa. Se espera que los postores presenten ofertas confidenciales a Evercore. Entre los posibles compradores se encuentran Marathon Petroleum, Valero Energy, Koch Industries y la empresa de propiedad saudita Motiva Enterprises. Inversionistas en infraestructura también podrían presentar ofertas, según personas cercanas al asunto.
La venta podría convertirse en la subasta judicial más grande jamás realizada. Se espera que recaude unos 13.000 millones de dólares para pagar a un pequeño número de una larga lista de acreedores vinculados a Venezuela, según cálculos oficiales. Sin embargo, la deuda externa del país supera los 90.000 millones de dólares.
Un escenario desolador
La subasta podría iniciar un nuevo capítulo para la empresa que ha mejorado notablemente su rentabilidad desde que rompió vínculos con su matriz PDVSA en 2019. Carlos Jordá, el respetado director ejecutivo de Citgo que fue designado en 2019 para liderar la empresa, ha logrado contrarrestar años de mantenimiento deficiente, ha reducido la deuda y mejorado las finanzas. Sus tres refinerías funcionaron a un promedio del 98% de su capacidad en los últimos cuatro trimestres. Durante ese mismo período, los ingresos netos acumulados de la empresa ascendieron a 4.920 millones de dólares.
Pero si Citgo y sus juntas supervisoras no logran llegar a acuerdos de pago antes de que se declaren los ganadores de la subasta el próximo año, Venezuela, que compró a Citgo para consolidar su estrategia de internacionalización, podría terminar sin nada. La red de refinación de Citgo, que está orientada al procesamiento de los crudos pesados venezolanos, es tan esencial hoy como lo era cuando PDVSA adquirió la compañía.
Washington y la oposición de Venezuela querían que Citgo anclara el futuro económico del país bajo un gobierno elegido democráticamente. Pero ambos han fallado en romper el control del poder del presidente Nicolás Maduro desde su disputada reelección en 2018. Maduro se opuso a los nombramientos de las juntas y ha dicho que Citgo fue «secuestrada» por Estados Unidos.
«La subasta no es un proceso equitativo ni justo. Sólo cobrarán los primeros en llegar mediante la destrucción de un activo», dijo Horacio Medina, quien preside una de las juntas que supervisan a Citgo, a Reuters. «El juego no ha terminado».
«Citgo se va a perder. Ahora sólo es cuestión de ver cuanto demorará la subasta», dijo el ex procurador general de Juan Guaidó, José Ignacio Hernández. «No vamos a conseguir ni los restos».
«La pérdida de Citgo tendrá un daño moral gigantesco para los venezolanos y no va a tener ningún beneficio, excepto para los pocos afortunados que logren colarse en la subasta», agregó.
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