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Malas noticias para Novo Banco, buenas noticias para el suegro de Richard Gere. Al menos, de momento. La subasta convocada por el Juzgado de Primera Instancia Número 31 de Madrid para intentar encontrar uno o varios compradores para cinco fincas rústicas propiedad de Ignacio Silva Botas ha quedado completamente desierta.
Ninguno de los cinco lotes en los que se estructuró la subasta ha recibido una sola puja, lo que supone una mala noticia para Novo Banco, entidad nacida en 2014 sobre las cenizas del Banco Espirito Santo (BES), ya que con dicha subasta pretendía saldar una deuda de casi 24 millones de euros con el empresario, reveló El Confidencial.
Ignacio Silva Botas, vicepresidente económico del Real Madrid durante la presidencia de Lorenzo Sanz entre los años 1995 y 2000 y suegro del actor estadounidense Richard Gere, que se casó con su hija, Alejandra Silva, en abril de 2018, no atraviesa por un buen momento económico. Tal y como avanzó El Confidencial, a mediados de junio, el Juzgado de Primera Instancia Número 31 de Madrid retomó la subasta que quedó suspendida en septiembre del año pasado en el marco de un procedimiento de ejecución hipotecaria instado por Novo Banco.
Según explicaron entonces a El Confidencial diversas fuentes, una subasta se puede cancelar si el deudor paga la deuda o por motivos excepcionales, como defectos de forma en su publicación o, por ejemplo, un estado de alarma. En esta ocasión, el fracaso de la subasta se ha debido a la falta de interesados en quedarse con alguna de estas propiedades, cinco fincas rústicas valoradas en su totalidad en 51,34 millones de euros.
Las propiedades están situadas en varios enclaves de la provincia de Toledo —Villarejo de Montalbán y Carpio de Tajo— y están inscritas a nombre de una de las compañías de Ignacio Silva Botas, Agropecuaria Madrigal, dedicada a la producción agrícola y ganadera. Cada una de ellas salió a subasta en lotes independientes.
Los lotes 1 y 3 eran dos fincas de 687 hectáreas cada una, ambas denominadas Madrigal de Abajo, en el término de Carpio de Tajo y Villarejo de Montalbán —en ellas, podría encontrarse la finca familiar—. Salieron a subasta por 13,4 millones de euros. Los lotes 2 y 4 eran dos dehesas denominadas Madrigal Arriba Alto, en los términos de Villarejo de Montalbán y Carpio de Tajo, con 581 hectáreas cada una. Salieron a subasta por 10,7 millones. Un último lote, el 5, era una finca bautizada El Quintillo, de 177 hectáreas, y salió a subasta por poco más de tres millones de euros. En total, 51,34 millones, una cantidad con la que Novo Banco habría podido recuperar todo el dinero prestado al empresario.
No obstante, al haber quedado desierta la subasta, según el art. 671 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, si en la subasta no hay ningún postor, «podrá el acreedor, en el plazo de los veinte días siguientes al del cierre de la subasta, pedir la adjudicación del bien. Si no se tratare de la vivienda habitual del deudor, el acreedor podrá pedir la adjudicación por el 50% del valor por el que el bien hubiera salido a subasta o por la cantidad que se le deba por todos los conceptos».
Pero, ¿cuál es el origen de esta deuda? El empresario solicitó a Banco Espirito Santo un crédito por importe de 27 millones de euros y firmó una póliza de prestación de fianza o aval por un máximo de 7,5 millones de euros, con un vencimiento indefinido. La entidad le concedió dicho préstamo «con el carácter de operación de cobertura del mercado hipotecario», mientras que Ignacio Silva ofreció completar «su responsabilidad personal solidaria e ilimitada» con la garantía hipotecaria de varios inmuebles, entre ellos, varias fincas propiedad de Agropecuaria Madrigal, además de tres viviendas situadas en las calles Velázquez y José Abascal en Madrid y un chalé en Pozuelo de Alarcón.
Estas tres últimas propiedades sí salieron a subasta el pasado mes de marzo, y, a diferencia de las fincas de Toledo, la subasta siguió adelante y se recibieron pujas por todas ellas: en total, cerca de tres millones de euros, frente a los casi 10 millones que esperaba conseguir, según el precio fijado en la subasta para cada una de estas propiedades.
Sin embargo, no era con esas viviendas (Velázquez, José Abascal y Pozuelo) con las que Novo Banco podía conseguir mayores ingresos con que poder saldar la totalidad de la deuda, sino con la subasta de las fincas rústicas. Una subasta que ha quedado desierta.
Ignacio Silva Botas tenía un crédito firmado con Banco Espirito Santo, ahora Novo Banco, que obligaba al empresario a devolver 34,5 millones de euros en concepto de principal del crédito concedido y dos millones pactados para costas y gastos. Aquel crédito, que ha motivado la subasta de varias de las propiedades de Ignacio Silva, le obligaba también a «tener aseguradas las fincas contra daños o incendios», así como a realizar «las obras y reparaciones necesarias para que no disminuya su valor». Más en El Confidencial

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