Álvaro Enrique Pulido Vargas, conocido con el alias de “Cuchi”, es un empresario colombiano muy poco conocido en Colombia pese a la fortuna que ha amasado como contratista del gobierno de Venezuela.
Alex Saab Morán es otro hombre de negocios de Colombia de bajo perfil que también se ha hecho millonario como proveedor de materiales de vivienda popular para la revolución bolivariana.
Ambos son amigos y asociados, y los dos comparten su rechazo a la figuración pública pero no necesariamente por timidez.
Pulido y Saab tienen un pasado oscuro y polémico relacionado con el narcotráfico que han intentado superar mientras desafían señalamientos de exportaciones ficticias en Ecuador y favoritismo en Venezuela.
De acuerdo con documentos en archivos oficiales de Colombia, Pulido utilizó durante varios años una cédula de identidad que había sido cancelada por cuanto correspondía a una persona que murió en Miami en 2005.
Pulido acudió a esta nueva identidad para sepultar en el pasado un escándalo internacional de narcotráfico al cual fue vinculado.
Richard Díaz, abogado de Saab en Miami, confirmó que Pulido cambió de identidad pero en forma legal por un caso de narcotráfico.
” [Pulido] explicó recientemente que sí tuvo ese problema pero que fue hace mucho tiempo y que pagó su condena y deuda por eso y que para poder rehacer su vida cambió su nombre legalmente”, explicó el abogado.
Una fuente cercana a la DEA explicó que ese organismo está investigando negocios de Saab y Pulido en Estados Unidos relacionados con el lavado de dinero.
Los problemas de Saab en Estados Unidos no fueron un obstáculo para que el empresario participara en la firma de un convenio entre los gobiernos de Colombia y Venezuela que derivó en contrato de $685 millones para la construcción de viviendas prefabricadas en Venezuela.
A la ceremonia de firma del convenio en noviembre de 2011 asistieron los presidentes Juan Manuel Santos y Hugo Chávez y el entonces canciller, hoy presidente, Nicolás Maduro.
De acuerdo con documentos de la Registraduría Nacional del Estado Civil de Colombia, la cédula que utiliza Pulido ha sido cancelada dos veces por muerte del titular. Pulido mantuvo el documento cancelado durante cinco años, hasta que lo restableció.
La manera como logró restablecer la cédula que había sido cancelada dos veces es un misterio. Una persona familiarizada con el proceso comentó que hay “cosas rarísimas” en el trámite.
En Colombia la cédulas de ciudadanía son indispensables para votar, suscribir contratos, crear sociedades y para numerosos trámites notariales.
El documento de identidad a nombre de Álvaro Enrique Pulido Vargas, fue inhabilitado por fallecimiento de su titular desde abril de 2006, según resolución de ese año, firmada por el director nacional de identificación de la Registraduría, Luis Bernardo Maldonado Bernarte.
De acuerdo con el registro civil de defunción radicado en el consulado colombiano en Miami, la persona que aparece con el nombre de Álvaro Enrique Pulido, murió el 18 de septiembre de 2005. Sus padres son Angel Alberto Pulido y María del Carmen Brand. Su cuerpo fue cremado en Abco Crematory en Fort Lauderdale.
Pulido es acusado en Estados Unidos por ayudar a organizar una compleja red de sociedades pantalla para obtener ganancias de la adquisición y distribución de alimentos a Venezuela.
Antes de cambiar de identidad, Álvaro Pulido tenía por nombre Germán Enrique Rubio Salas, un hombre cuya captura reseñó EL TIEMPO de Colombia en el año 2000 como líder del denominado cartel de Bogotá.
De acuerdo con información de la Policía colombiana, que se conoció entonces, Rubio Salas había coordinado el envío de dos toneladas de cocaína y 17 kilos de heroína en 1999 a varios países de Europa. El diario añadió que Rubio tenía pendiente de pagar una condena de 15 años de prisión en Italia.
En un boletín de la embajada de Estados Unidos en Bogotá, fechado el pasado 25 de julio de 2019, se describe así a Pulido Vargas: “(…) (anteriormente conocido como Germán Enrique Rubio-Salas) es un ciudadano colombiano que es el principal socio comercial de Saab. Junto con Saab, Pulido ayudó a organizar la compleja estructura corporativa de sociedades pantalla e instrumentales que Saab y Pulido utilizaron para obtener ganancias de la adquisición, reunión, distribución y envío de alimentos a Venezuela”.
Desde el año 2000 ya se sabía que Pulido usaba identificaciones falsas. De hecho, en la nota de EL TIEMPO, se lee que usó cinco de estas durante dos años para entrar, entre otros países, a Brasil, Alemania y el Reino Unido.
El esquema que han aplicado en la mayoría de sus negocios Pulido y Saab es el de no aparecer en papeles, sino poner a gente de su entorno.
De hecho, en el citado boletín de la embajada aparece el nombre de Emmanuel Enrique Rubio González, y se lo identifica como “hijo de Pulido”. “Rubio tiene la titularidad o el control de una de las sociedades claves de embalaje de alimentos involucradas en la red de corrupción que abusa del programa Clap, Group Grand Limited S.A. de C.V., que facilitó el envío de alimentos no perecederos de México a Venezuela”.
Se sabe, por ejemplo, gracias a una investigación de la agencia Reuters, que Pulido controlaba en la sombra a la liquidada Trenaco, una empresa colombiana de servicios del sector petrolero, y que lo hacía junto a Saab. Carlos Gutiérrez Robayo, el polémico empresario de Zipaquirá, era quien daba la cara.
Fue Pulido quien, según ‘Armando.Info’, invitó a Saab a trabajar en Venezuela, tras haber sido presentados por amigos en común de Barranquilla. Se dice que ambos proceden de la costa atlántica colombiana; pero Pulido sería el cerebro de los negocios, y Saab, el enlace político.
Ambos empresarios han sido favorecidos en Venezuela con importantes contratos y la asignación de divisas preferenciales.
Pulido dijo en una entrevista tener dos hijos. Estos tienen el apellido Rubio. La explicación que dio Pulido fue que eran adoptados. Emmanuel Enrique Rubio González es uno de ellos y ha sido apoderado de Group Grand Limited México, como un hijo de Saab lo ha sido en Group Grand Limited Hong Kong.
En 2017 se conoció que tanto Pulido como Saab eran investigados por la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. En julio de 2019, ambos fueron sancionados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y, casi en simultáneo, la fiscalía del estado de Florida los acusó de lavado de dinero por los negocios de Fondo Global de Construcción, una compleja estructura financiera con presencia en varios países (Colombia, Venezuela, Ecuador), pero cuyo beneficiario final es una sociedad en Malta, de la que Pulido es propietario.
La de Colombia no ha sido la única orden de captura que se ha librado contra Pulido. En 2013, las autoridades de Ecuador hicieron lo propio por unas supuestas exportaciones ficticias a Venezuela, a través del Fondo Global de Construcción de Ecuador, que sumaban 159 millones de dólares. Ese caso, sin embargo, fue sobreseído. Pulido argumentó a Univisión que las denuncias habían provenido de banqueros que eran socios de la compañía e intentaron estafarlo.
Según la filtración de los Paradise Papers, Pulido aparece como accionista de FGDC MALTA HOLDINGS LIMITED, una empresa registrada en Malta, relacionada con una dirección en Colombia: CL 84 NO. 9 – 35 APT. 301, EDIFICIO TORRE PALMA, BOGOTA, DC, EL RETIRO.
Estas son algunas compañías y personas con las que está vinculado Pulido.
Emmanuel Rubio, hijo de Álvaro Pulido, lleva una vida de lujo entre Estados Unidos, Colombia y Europa. En sus redes sociales ha desplegado fotografías en las que aparece a bordo de la cabina de mando de un avión Gulfstream 280, asistiendo a la carrera de Fórmula 1 en Monte Carlo y navegando en un yate por el Mediterráneo junto a su novia, una modelo y presentadora de televisión colombiana. Se cree que Emmanuel tiene una participación propietaria en la agencia de escorts Latin Angels en Colombia.
En agosto de 2014 Emmanuel Rubio adquirió sobre planos un penthouse en el lujoso edificio SLS Lux de Miami, por valor un de 3.6 millones de dólares.
Joaquín Leal Jiménez es el compañero de fiestas de Emmanuel Rubio, hijo de alias “El Cuchi” Álvaro Pulido (en el pasado llamado Germán Rubio), socio de Alex Saab, en el The Club de la Av Varsovia c/ av Chapultepec, invitando champagne Cristal Rosé.
Pareja y testaferro
La colombiana Adriana Martínez Rodríguez ha fungido no solo como apoderada de compañías del empresario de su misma nacionalidad, Alex Saab, acusado por los Estados Unidos por lavado de dinero y otros delitos, producto de sus negocios corruptos en Venezuela. Martínez ha sido también pareja del socio de Alex Saab, Álvaro Pulido Vargas, identidad que asumió después de haber tenido en Colombia el nombre de Germán Rubio.
De la relación entre Martínez y Pulido habría surgido una heredera. Hoy se conoce además que Adriana Martínez Rodríguez posee supuestamente una cuenta oculta con más de $100 millones que guardaría para Pulido.
La empresaria, quien figura como directiva de varias firmas y dispone de diferentes pasaportes colombianos, ha conseguido quedar libre de cualquier investigación en Colombia y a diferencia de Saab, Pulido y varios familiares de éstos, no ha sido sometida a las sanciones dictadas por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, pese a estar inmiscuida en negocios de Saab, como el del contrabando de oro venezolano a Turquía y a otros países.
No obstante, ahora, ante el surgimiento de nuevos datos de la fortuna en manos de la empresaria, el Departamento del Tesoro pudiera tener motivos suficientes para la imposición de nuevas sanciones.
En un certificado fechado el 22 de octubre de 2013, de la Cámara de Comercio de Bogotá, figura la colombiana Adriana Martínez Rodríguez como representante legal de la empresa FONDO GLOBAL DE CONSTRUCCIÓN S A S.
Pero Martínez no era la única representante de la firma, el empresario colombiano Alex Saab también representaba a Fondo Global de Construcción, una compañía privada con presencia en Colombia, Venezuela y Ecuador, pero cuya propietaria final era otra sociedad registrada en la isla mediterránea de Malta.
Según reveló la revista Semana de Colombia en junio pasado, ese negocio, a la postre, resume lo que estaba por llegar para el empresario. En él coincidiría con su socio Álvaro Pulido Vargas. Eso le abrió, la puerta de millonarias contrataciones en Venezuela a alguien que jamás hubiese podido acumular esas cantidades de dinero en su país. Para ello dibujó una compleja telaraña societaria global que caracterizaría el resto de sus negocios con el chavismo, y, de paso, dejó una estela de sospechas de lavado de dinero que lo ha perseguido hasta su captura.
Y pese a las acusaciones de haber utilizado la compañía FONDO GLOBAL DE CONSTRUCCIÓN S A S para realizar la venta con sobreprecio de casas prefabricadas al Estado venezolano, tras haber suscrito un contrato de $600 millones y a los casos por lavado de dinero contra Alex Saab en los Estados Unidos y Colombia, la Fiscalía de Colombia confirmó el 25 de enero de 2020, en respuesta a un derecho de petición, que Adriana Martínez no estaba bajo ninguna investigación penal en calidad de indiciada o sindicada.
El polémico caso de la exportación de oro y diamantes venezolanos mediante una sociedad entre una empresa «turca» y la minera venezolana MINERVEN podría tomar un inesperado giro en el que otros de los protagonistas serían la empresaria colombiana Adriana Martínez Rodríguez y la firma Noor Capital; esto ante el interés que tendrían en el tema las autoridades de los Estados Unidos.
Adriana Martínez Rodríguez fungiría como gerente, administrando el dinero y dirigiendo su uso en un negocio de oro y diamantes por alimentos.
¿Que tienen en común países tan distantes como Venezuela, Bahamas, Irlanda, Marruecos, Dubai y Turquía? Que forman parte de la velada ruta comercial del oro venezolano que salió por el aeropuerto internacional de Maiquetía en 2018 desde Venezuela como producto de exportación.
73,2 toneladas de oro fueron vendidas por el Banco Central de Venezuela (BCV) hasta diciembre de 2018 a dos empresas de Emiratos Árabes Unidos (EAU) y una de Turquía, sin la aprobación de la Asamblea Nacional, tal como obliga la Constitución Nacional de Venezuela en su Artículo 187.
Una filtración detalla cómo salió del país el oro del BCV a lo largo de 2018. Los datos fueron contrastados con los rastreos reflejados por Flightradar24.com, una web pública de información en tiempo real sobre el tráfico aéreo alrededor del mundo, que permitió comprobar el trayecto que siguió cada avión así como las referencias de cada vuelo. Algunos de estos traslados se hicieron en aeronaves privadas. Otros, en la aerolínea turca Turkish Airlines, que tiene una ruta turística sin escalas de Caracas a Estambul desde finales de 2016.
En los registros aduanales las 73,2 toneladas de lingotes de oro fueron vendidos entre la empresa emiratí Noor Capital (27.396 kilogramos), la turca Sardes Kiymetlí Madenler A.S (23.994 kilogramos) y la belga domiciliada en EAU, Goetz Gold LLC (21.886 kilogramos). 33 cargamentos de lingotes fueron transportados en 27 vuelos de la aerolínea pública Turkish Airlines (Turquía) y cinco en las privadas Copa Airlines (Panamá), Solar Cargo (Venezuela), Rotana Jet Airlines y E-Cargo Airlines (ambas de Emiratos Árabes Unidos). Sólo uno de los 33 vuelos y su respectiva compañía no logró ser identificado.
El total de toneladas de oro exportadas por el BCV en 2018 supera ocho veces las 8,64 toneladas que el organismo oficial registró como producción interna hasta mayo de 2018.
Hasta la fecha, sin que se conozcan motivos, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos no ha tomado medidas en contra de Adriana Martínez.
Actualmente Álvaro Enrique Pulido Vargas o Germán Enrique Rubio Salas, como quiera que se llame, se movería en Caracas, donde viviría como todo un magnate, pese a ser buscado en diversos países. En Caracas contaría con media docena de guardaespaldas y habitualmente cambiaría sus números telefónicos para evitar ser rastreado por quienes indagan en sus negocios y por las autoridades de los países donde es investigado.
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