Se trata de uno de los peores casos de maltrato intrafamiliar de los que haya registro en Venezuela. El agresor es un empresario con altas conexiones políticas en entornos de poder venezolanos. Su familia es propietaria de una empresa de alimentos que se convirtió en un apéndice de la administración gubernamental imperante en el país suramericano, reseñó Karem Galvez en expresa.se.
La empresa familiar del agresor, Carlos Martín Rodríguez Ledezma, quien reside en Caracas y es el mayor de tres hermanos, una de ellos fallecida en un accidente, se dedica a la producción industrial de harinas y distribución de granos. La familia ha multiplicado exponencialmente su fortuna en los últimos años, años en los que también él ha mostrado su lado más oscuro y comportamiento psicopático ante quienes lo rodean.
Pero la justicia en Venezuela no ha logrado ponerle coto a alguien que hoy puede ser fácilmente descrito como un agresor sexual, maltratador misógino y peligroso psicópata.
Rodríguez Ledezma no solamente ha tratado de desaparecer todo rastro negativo suyo de la web, mediante empresas especializadas en censura, sino que también ha contactado a editores de medios en línea venezolanos, comprando el silencio y la autocensura de muchos de ellos.
Alimentos La Lucha, que tiene su sede principal en la Urbanización El Tambor, de la ciudad de Los Teques, estado Miranda, es la empresa fundada en Venezuela por el padre de Carlos Martín Rodríguez y que hoy éste maneja junto a su familia. No obstante, Rodríguez cuenta con otros negocios que le han permitido acumular una desmesurada fortuna, teniendo siempre la habilidad de intentar pasar lejos de los radares de la opinión pública.
Una reseña histórica en la web de la compañía, señala que Alimentos La Lucha es una empresa familiar que nació en Venezuela en 1951, del sueño de un grupo de españoles, provenientes de las Islas Canarias, que fue creciendo hasta que se convirtió en una de las más importantes empresas del país en materia de recepción, fabricación y comercialización de alimentos a base de cereales y leguminosas, abarcando mercados de consumo masivo, industrial y animal, creando marcas que se convirtieron en parte de la tradición de la mesa del venezolano.
La empresa se enfoca en la producción de alimentos para el consumo masivo, concentrándose en el manejo de cuatro cereales como materia prima: maíz, trigo, arroz y avena, así como la comercialización de leguminosas, entre los muchos productos finales que se distribuyen desde sus plantas.
Cuentan con amplias instalaciones ubicadas estratégicamente alrededor de Venezuela, que suman más de ciento noventa mil metros cuadrados de terreno, repartidos en cuatro plantas de producción de alimentos para el consumo humano y animal, ubicadas en los estados Carabobo, Miranda, Portuguesa y Guárico.
Carlos Martín Rodríguez Ledezma es egresado del Colegio San Agustín, ubicado en la parroquia El Paraíso de Caracas. Desde su infancia y su época de escolar, cuando formaba parte de la banda marcial o banda de guerra e instrumental del San Agustín, que representaba en los desfiles cívicos al colegio, ya el hoy empresario daba señales de sadismo, morbo y de su conducta agresiva hacia sus propios compañeros y especialmente hacia las mujeres, siendo esos los albores del enfermizo individuo en el que más tarde se convertiría.
Rodríguez se graduó de economista en la Universidad Santa María en Caracas, antes de convertirse en un mercader que consiguió en el chavismo una oportunidad de oro para los negocios.
De origen canario, la familia Rodríguez Ledezma residió durante años en la parroquia El Paraíso de Caracas, donde ha formado parte del Club Hogar Canario allí localizado.
La menor de los hermanos Rodríguez Ledezma, quien cursó estudios en el Colegio San José de Tarbes, en la misma parroquia El Paraíso, falleció en un accidente automovilístico cuando se trasladaba desde la ciudad de La Guaira hasta Caracas, luego de haber pasado un día de playa. Se presume que el accidente fue producto del exceso de velocidad y de la ingesta de licor por parte de uno de los acompañantes de la hoy fallecida, quien tripulaba el automóvil.
Varias sentencias judiciales contra el empresario han desaparecido misteriosamente de la web. Carlos Martín Rodríguez ha tenido la posibilidad de contratar a los más renombrados y costosos bufetes de abogados de Venezuela, como los de los hermanos Escarrá, políticamente ligados al chavismo. Pero todavía es posible ubicar algunas de las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela del caso contra Rodríguez por la comisión de los delitos de violencia física, violencia psicológica y amenaza, previstos en la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
El caso contra Carlos Martín Rodríguez en Venezuela obedece a las agresiones contra su otrora esposa, Belén Cecilia Vallenilla Gutiérrez, a quien le causó distintas lesiones físicas de gravedad, en el rostro, cabeza, hombro y otras partes de su humanidad.
Hoy, según un breve perfil en la web de la productora de eventos Make It Happen, Belén Vallenilla es una conferencista de mediana edad que se siente con el ímpetu de una joven de 20; porque ha descubierto en el renacer de la vida, que puede lograr todo, al aceptar su nueva realidad.
Desde hace más de una década y tras su divorcio; Belén, quien procede de una familia muy distinguida en Venezuela, es activista y defensora de Derechos Humanos.
Valientemente Belén Vallenilla, quien tuvo tres hijos con el violento empresario, relata en un video las violaciones y salvajes golpizas sufridas a manos de su otrora marido, aun cuando se encontraba en estado de embarazo, actos con los que el hombre tal vez pretendía querer emular a los luchadores que distinguen el logotipo de la marca de su empresa, Alimentos La Lucha, solo que en esas contiendas los contrincantes fueron en múltiples ocasiones su propia esposa y los bebés que ella llevaba en su vientre.
https://www.youtube.com/watch?v=4xnC-yiQYDk
Vallenilla reveló que su otrora marido fue sentenciado por el delito de violencia contra la mujer y que luego de ello la juez del caso fue destituida y actualmente se encuentra asilada en los Estados Unidos. La secretaria del tribunal también fue destituida y Bárbara Chía, la defensora pública que atendió a la víctima en el caso, pues ésta no contaba con dinero para seguir pagando su defensa, luego de muchos gastos en abogados y tratamientos médicos, está ahora en paradero desconocido.
Con residencia actual en El Hatillo, estado venezolano de Miranda, Carlos Rodríguez Ledezma, posee diferentes empresas registradas en Panamá, entre las que se encuentran INVERSORA FRANJACAR S.A., INVERSORA PACO, S.A. y RECURTEN, S.A., todas estas actualmente inactivas, pero que se presume pudieron haberle servido para el blanqueo u ocultamiento del dinero obtenido en Venezuela.
Personas consultadas, familiarizadas con el asunto, han señalado que el agresor, Carlos Rodríguez Ledezma, padece serios problemas psiquiátricos, que no han sido debidamente atendidos. El empresario ha sido diagnosticado psiquiátricamente con trastorno bipolar.
Tras divorciarse de Belén Vallenilla, Carlos Rodríguez Ledezma volvió a casarse y tuvo una hija con su nueva esposa, quien según personas consultadas, se caracterizaría también por su comportamiento agresivo, en igual o mayor grado que su marido.
Actualizado: Marzo 16, 2022
El origen de «el monstruo de La Lucha»
El destino nos ha llevado a conocer de cerca e investigar los más aberrantes casos de violencia intrafamiliar, abusos sexuales intrafamiliares, violaciones, violencia de género y hasta torturas. Es el caso de Carlos Martín Rodríguez Ledezma, el mayor de tres hermanos, hijos de inmigrantes canarios, que fundaron la empresa de alimentos (originalmente granos y harinas) La Lucha, la cual gracias a sus conexiones con el chavismo y posteriormente con el madurismo creció exponencialmente en Venezuela.
La familia Rodríguez Ledezma residía en un apartamento normal, clase media, ubicado en la avenida Páez, en El Paraíso, al oeste de la ciudad de Caracas, a pocos metros del otrora famoso restaurante El Torreón, mientras la mayoría de sus amigos residían en quintas y lujosas casas.
Carlos Martín cursó estudios en el Colegio San Agustín del Paraíso y posteriormente estudios superiores en la Universidad Santa María. Sus condiscípulos lo recuerdan como un personaje pendenciero, malicioso y mal intencionado, agresivo y abusivo contra los más débiles. Desde muy joven se podían apreciar sus tendencias sádicas, psicopáticas y enfermizas.
Rápidamente entendió que para ascender socialmente debía relacionarse con una chica de nivel económico y social superior y abolengo en la Caracas mantuana. Y así fue; su joven novia, proveniente de una zona muy exclusiva de la ciudad, quedó rápidamente embarazada y a partir de ese momento empezó una vida de tragedias, múltiples abusos y desgracias.
Ninguno de los antiguos compañeros y amigos de Carlos Martín Rodríguez se pronunció nunca en su contra y prefirieron mirar a otro lado. Con el paso del tiempo se rodeó de los más temidos abogados afectos al régimen de Venezuela, delincuentes de la peor calaña y creó un entramado de empresas con el aparente propósito de blanquear ganancias en Panamá, sur de la Florida y España.
Actualmente pasa su tiempo entre Caracas, las Islas Canarias y Miami, donde aspira obtener una visa de inversionista y desde donde continúa amenazando a sus críticos con una “batería de abogados”, mientras paralelamente trata de borrar su pasado y denuncias en internet.
Mientras seguimos de cerca las actividades de “El Monstruo de La Lucha”, esperamos dar a conocer oportunamente su amplia lista de víctimas.
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