El pasado 8 de octubre, el empresario venezolano Oswaldo Cisneros murió por el Covid-19. Sus 9 herederos -de diferentes madres- se pelean su fortuna. Incluso impugnaron su testamento porque el fallecido designó a dos albaceas. En la actualidad, más de 40 abogados representan las diferentes partes. Hoy se conoció que más que dinero, está en juego otras cosas: poder, sexo, e incluso Rafael Ramírez está involucrado en el asunto.
Oswaldo Cisneros será recordado por sus decisiones audaces en el campo financiero,además de ser un hombre amable y caballeroso.
Cisneros dio uno de los golpes más impactantes en el mundo empresarial: Convirtió Pepsi Cola en Coca Cola en un fin de semana, y la movida le generó millones de dólares.
Además le quitó un dolor de cabeza a Coca Cola, ya que en Venezuela, Pepsi mantuvo el liderazgo en ventas de refrescos por décadas.
Pero cayó en la seducción de un personaje secundario, oscuro y muy poderoso en el gabinete de Hugo Chàvez: Rafael Ramirez, detalla El Cooperante.
“Cisneros fue envuelto por Rafael Ramírez, entonces todopoderoso en el gobierno y en Pdvsa. Fue llevado al negocio petrolero por Ramírez, una movida que le hizo desembolsar más de mil millones de dólares en el bloque PetroDelta, que contribuyó también a las actuales complicaciones de su herencia”, comentó una fuente anónima a la periodista Elizabeth Fuentes.
Esa negociación comprometió seriamente las finanzas del empresario venezolano, y por ende, su herencia. A lo que se suma que según los rumores que corren en el mundo petrolero, Ramírez se estaría moviendo con algunos de sus testaferros para comprar “a precios de gallina flaca”, esa participación en PetroDelta a sus herederos.
El año pasado falleció a los 78 años Oswaldo Cisneros, magnate de la industria de telecomunicaciones en Venezuela y Latinoamérica, murió por Covid-19 en Estados Unidos.
Le sobrevivieron nueve hijos de diferentes madres, algunos adoptados otros biológicos y una viuda. Sus herederos ahora pelean por su fortuna.
Esta pelea por la fortuna de Oswaldo Cisneros comenzó en Venezuela y aún no termina.
Luego de su muerte, sus herederos conocieron que Cisneros dispuso en el testamento la designación de dos albaceas. Esta es una figura jurídica que se usan cuando quien hace el testamento, desconfía de que sus herederos cumplan con su voluntad.
Definitivamente, Oswaldo no se equivocó. En la actualidad más de 40 abogados se enfrentan en los tribunales representando los diferentes herederos de Oswaldo Cisneros.
En la investigación que realizó Elizabeth Fuentes para El Cooperante, destaca que una de las propiedades en querella es Cat Island. Una isla privada que adquirió Oswaldo Cisneros en Las Bahamas.
En este paradisíaco lugar recibieron personalidades como Carlos Andrés Pérez e Irene Sáez. Quienes disfrutaron de las bondades de una mansión cinco estrellas.
En esa mansión, Oswaldo Cisneros iba a descansar y a pescar. Compartía la zona con celebridades de Hollywood como Eddy Murphy, Johny Deep o Beyonce, quienes adquirieron islas privadas en Las Bahamas valoradas -aproximadamente- en 15 millones de dólares.
En la mansión de Cisneros la selección de los empleados fue muy rigurosamente.
El magnate venezolano era muy querido por todos sus empleados desde el más humilde porque lo consideraban un hombre bueno y justo. Los ayudaba, incluso a comprar sus viviendas y a disfrutar de sus vacaciones en la casa de la isla dos veces al año, ya que era parte del contrato, describe Fuentes.
Son personas de extrema confianza que ha visto todo lo que ocurre en la isla. Quienes la visitan, economistas, políticos e incluso las distintas esposas y novias del Oswaldo Cisneros. Todas ellas tenían algo en común: eran jóvenes y bellas, relata El Cooperante.
Después que Cisneros se casó con Mireya Blavia, todo cambió. Incluso algunos de los empleados más antiguos solicitaron su renuncia. Pero Oswaldo Cisneros intervino y lo evitó.
Según El Cooperante algunos empleados “se sentían presuntamente maltratados por la nueva señora de la casa, Mireya Blavia de Cisneros. Por ello recurrían a él para quejarse por la conducta de la hoy viuda, quizás el personaje más polémico en esta trama”.
“Sentíamos pánico cuando ella llegaba a la isla. Podía pasarle el dedo al piso debajo de la cama para ver si estaba limpio y llamaba a los empleados a la hora que fuera para que se despertaran y limpiaran”, informó una persona de forma anónima a la periodista Elizabeth Fuentes.
Definitivamente, Mireya Blavia es una mujer que genera opiniones contrastantes. Unos le temía, otros la envidian.
“Esa mujer parece que flota. Altísima, con ojos verdes preciosos, el cabello perfecto, no alza la voz pero intimida. Es muy desconfiada, controladora, inclemente, una generala. Del tipo pasivo-agresiva que no confronta sino conspira a tus espaldas o encarga a otro de regañarte. Te puede llamar a las 11 de la noche para exigirte algo urgente relacionado con el trabajo o para informarte que mañana en la mañana, salimos de viaje”.
Como muchas de las examantes de Cisneros, es joven, bella, y heredera “en vida” de buenos cargos o apartamentos en zonas de lujo en Caracas.
Ella incluso “intimida y ha hecho llorar en público a más de una empleada, las cuales no renuncian al trabajo porque el sueldo suele compensar sus exigencias. En venganza, critican a sus espaldas su temperamento y su forma de vestir”, sostiene la nota de El Cooperante.
En su oficina de Panamá no paga alquiler. La viuda oficial de Oswaldo Cisneros no derrocha dinero en exceso y menos en asuntos que tengan que ver con su labor social. Puede visitar una joyería en la Quinta Avenida de Nueva York y comprarse cualquier maravilla de marca. Pero después discute con los empleados porque gastaron dinero en agua mineral o galletas para algún invitado a la oficina, relata una fuente a la periodista de El Cooperante.
Su oficia es modesta si se compara con la espectacular mansión que habita en otra isla, Ocean Reef. Construida artificialmente sobre el Pacifico, frente a Panama City, para uso exclusivo de multimillonarios y supermillonarios.
Allí ha recibido a uno de sus mejores amigos, el cantante Miguel Bosé, cuyos hijos coincidieron con los de ella en algún colegio.
También su abogado Silvestre Tovar es otro de los invitados constante a esa isla. Él es uno de sus amigos más cercanos y quien estuvo junto a ella en la lectura via Zoom del testamento.
“Ese hombre es un F-16”, lo definen diferentes personas que lo conocen.
“Conocí a Oswaldo cuando le fui a vender un bote”. Cuenta Mireya sin problema. “Se lo vendí, él se enamoró de mí y nos casamos”. Así como asegura que la adopción de tantos hijos fue su manera de ayudar. Nadie sabe cómo convenció a Oswaldo para que le abriera un trust muy jugoso a su nombre. Aunque menor al que posee la segunda esposa, Ela Fontanals. Quien se sigue apellidando Cisneros y usa los aviones del ex como si fuesen propios.
“Mireya siempre está pendiente de esos niños“, narra un ex empleado en su defensa.
Esta persona comentó que hace poco hubo un drama familiar cuando una de las hijas adoptadas de Mireya y Oswaldo se comprometió con un joven venezolano sin mayor fortuna. Lo que generó la clásica historia de amor imposible que, por lo visto, va a terminar en boda.
Toda una paradoja porque quizás no se casen con Capitulación de Bienes- como se casó Mireya con Oswaldo.
Todo hace suponer que el tema de la herencia de Oswaldo Cisneros seguirá sin resolverse quién sabe por cuánto tiempo. Mucho menos se podrá adivinar hacia dónde se inclinará la balanza de la justicia, tan cara en estos días.
De esta historia aún hay muchos capítulos por narrar.
Los escándalos tras la herencia del difunto multimillonario venezolano Oswaldo Cisneros
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