La participación clave del empresario Francisco Convit Guruceaga en multimillonarias tramas de desfalco y blanqueo de fondos públicos provenientes de esquemas de corrupción en Venezuela

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Francisco Antonio Convit Guruceaga es un empresario venezolano que ha sido acusado de participar en un esquema de lavado de dinero de más de mil millones de dólares provenientes de la estatal petrolera PDVSA.

Convit Guruceaga es nieto del científico venezolano Jacinto Convit, reconocido por sus aportes en la medicina tropical y el desarrollo de una vacuna contra la lepra. Se casó con Patricia Ferrando en Venecia en el año 2008, en una ceremonia a la que asistió el príncipe Luis Alfonso de Borbón y María Margarita Vargas de Santaella, según un reporte de expresa.se.

Convit Guruceaga es uno de los fundadores y accionistas de Derwick Associates, una empresa de servicios terciaria venezolana de ingeniería, otrora encargada de la instalación y ensamblaje de plantas de generación de electricidad.

Derwick Associates fue creada en 2009 y obtuvo 11 contratos para la construcción de plantas termoeléctricas en Venezuela durante los años 2009 y 2010, sin contar con experiencia previa en el sector eléctrico ni estudios de anteproyectos de ingeniería. Los contratos fueron otorgados por Electricidad de Caracas, PDVSA, Bariven y Corporación Venezolana de Guayana (CVG).

Derwick Associates, ha sido denunciada por irregularidades y cobros excesivos al gobierno venezolano y por hacer uso de terceros para realizar proyectos otorgados por el estado. A Convit Guruceaga también se le acusa de haber utilizado su empresa Derwick Associates para transferir fondos a cuentas bancarias controladas por otros conspiradores en el esquema de lavado de dinero de PDVSA.

Según una acusación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, el esquema de lavado de dinero comenzó en diciembre de 2014 con un plan de cambio de divisas que tenía como objetivo desfalcar unos 600 millones de dólares a PDVSA, obtenidos mediante sobornos y fraudes, y que luego se incrementó a 1.200 millones de dólares.

Para lavar el dinero, los conspiradores utilizaron inversiones falsas, empresas fachada, cuentas bancarias en Suiza y otros países, y bienes raíces en Miami. Entre los implicados se encuentran exfuncionarios de PDVSA, lavadores profesionales de dinero y miembros de la élite venezolana, conocidos como “boliburgueses”.

Convit Guruceaga fue uno de los encargados de reclutar a banqueros y agentes financieros para facilitar las transacciones ilícitas. También se le acusa de haber utilizado su empresa Derwick Associates para transferir fondos a cuentas bancarias controladas por otros conspiradores.

Convit Guruceaga fue acusado formalmente en julio de 2018 por el delito de conspiración para cometer lavado de dinero. Desde entonces se encuentra prófugo y se cree que reside en España.

Si es declarado culpable, podría enfrentar una pena máxima de 10 años de prisión y una multa equivalente al doble del valor del dinero lavado.

El esquema de lavado de dinero se basaba en un sistema fraudulento para obtener dólares preferenciales a través del control cambiario vigente en Venezuela desde 2003. Los conspiradores usaban empresas fachada para solicitar divisas a la Comisión Nacional Administradora del Control Cambiario (CADIVI) o al Centro Nacional del Comercio Exterior (CENCOEX), alegando que necesitaban importar bienes y servicios inexistentes.

Los dólares preferenciales eran vendidos en el mercado negro a una tasa muy superior a la oficial, generando ganancias ilícitas para los involucrados.

Parte de ese dinero era transferido a cuentas bancarias en Suiza, controladas por Matthias Krull, un banquero alemán que trabajaba para el banco suizo Julius Baer.

Krull era el encargado de reclutar a otros banqueros y agentes financieros para facilitar las operaciones de lavado de dinero. Entre ellos se encontraba Gustavo Adolfo Hernández Frieri, un colombiano nacionalizado estadounidense que era el dueño de una empresa de corretaje llamada Global Securities

Hernández Frieri usaba su empresa para crear inversiones falsas que simulaban rendimientos para los clientes venezolanos. En realidad, el dinero era usado para comprar bienes raíces en Miami y otros lugares, con la ayuda de intermediarios y testaferros.

Entre los bienes raíces adquiridos con el dinero lavado se encuentran un condominio en el edificio Porsche Design Tower, valorado en 5,3 millones de dólares; una mansión en Coral Gables, valorada en 5,5 millones de dólares; y un apartamento en el edificio Brickell City Centre, valorado en 1,2 millones de dólares.

Convit Guruceaga era uno de los clientes venezolanos que usaba los servicios de Hernández Frieri para lavar su dinero. Según la acusación, Convit Guruceaga transfirió unos 78 millones de dólares desde su empresa Derwick Associates a una cuenta bancaria en Suiza controlada por Krull. Luego, Krull transfirió unos 50 millones de dólares a una cuenta bancaria en Estados Unidos controlada por Hernández Frieri. Finalmente, Hernández Frieri usó ese dinero para comprar bienes raíces en Miami a nombre de empresas fachada controladas por Convit Guruceaga y otros conspiradores.

Además de Convit Guruceaga, otros miembros de la élite venezolana que participaron en el esquema de lavado de dinero fueron José Vicente Amparan Croquer, alias “Chente”, un empresario vinculado al chavismo; Carmelo Urdaneta Aqui, un exasesor legal del Ministerio de Petróleo; y Abraham Eduardo Ortega, un exdirector ejecutivo de finanzas de PDVSA.

Estos tres se encargaron de facilitar el acceso a los dólares preferenciales mediante sobornos y fraudes a funcionarios de PDVSA y otras entidades estatales. También se beneficiaron personalmente del esquema, recibiendo comisiones y pagos por sus servicios ilícitos.

Otros dos participantes en el esquema fueron Hugo Andre Ramalho Gois, un portugués que era socio de Hernández Frieri; y Marcelo Federico Gutiérrez Acosta y Lara, un uruguayo que era representante legal de varias empresas fachada usadas para el lavado de dinero.

El esquema fue descubierto gracias a una investigación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, que contó con la colaboración de agentes encubiertos, informantes confidenciales y registros bancarios obtenidos mediante cooperación internacional.

La investigación condujo al arresto de Krull en Miami en julio de 2018. Krull se declaró culpable y aceptó cooperar con las autoridades estadounidenses. Gracias a su testimonio, se logró la captura de Hernández Frieri en Sicilia, Italia, en julio de 2018.

Hernández Frieri se declaró no culpable y alegó que era un abogado y empresario exitoso que operaba como corredor de bolsa en Wall Street.

Los otros seis acusados que se encuentran prófugos son Convit Guruceaga, Amparan Croquer, Urdaneta Aqui, Ortega, Ramalho Gois y Gutiérrez Acosta y Lara. Se cree que algunos de ellos residen en España, Portugal y Uruguay.

La justicia estadounidense ha solicitado la cooperación internacional para lograr la captura y extradición de los fugitivos. Sin embargo, la justicia venezolana no ha mostrado interés en colaborar con el caso, ni en investigar a algunos de los responsables del desfalco a PDVSA.

Por el contrario, el gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado que las acusaciones contra los implicados son parte de una campaña de desprestigio contra su gestión y contra la empresa petrolera estatal.

El caso del lavado de dinero de PDVSA es uno de los más grandes y complejos que ha enfrentado la justicia estadounidense en los últimos años. El caso revela la magnitud de la corrupción y el saqueo que ha sufrido la principal industria de Venezuela, así como la complicidad de una red internacional de lavadores de dinero que se aprovecharon de la situación.

Francisco Convit Guruceaga fue detenido en Venezuela en enero de 2020 por el delito de lavado de dinero. Sin embargo, no hay información oficial sobre su detención ni sobre su situación actual. Se desconoce si sigue bajo custodia o si ha sido liberado.


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