Mucho se ha hablado de la corrupción en Venezuela, sobre todo en lo referente a la petrolera nacional PDVSA y a la trama liderada por el ex ministro Rafael Ramírez, su cuñado Baldo Sansó y el resto de sus socios. Para poder llevar a efecto la salida de decenas de miles de millones de dólares de Venezuela era necesaria la colaboración o la intervención de entidades financieras, tanto en el país como a través de los contactos de éstas en los correspondientes paraísos fiscales.
Un banco que está ahora mismo bajo investigación es el Banco Activo, cuyo dueño es José Antonio Oliveros Febres-Cordero por la presunta comisión de delitos como apropiación indebida, violación a los derechos fiduciarios, estafa, robo y corrupción, entre otros. Oliveros inició su carrera profesional en Banesco, propiedad de Juan Carlos Escotet, de donde salió tras haber sido implicado en supuestas operaciones de apropiación de fondos. Además, hay que recordar cómo su nombre apareció en los Papeles de Panamá, reveló en 2020 Roberta Biancarelli en Diario16.
Según informó el diario Por la Noticia, A finales de la primera década del siglo XXI, Oliveros no dudaba en jactarse de la gran amistad que le unía a Baldo Sansó, el cuñado del entonces todopoderoso Rafael Ramírez, ministro y presidente de PDVSA y, gracias a esas relaciones, logró un meteórico ascenso ya que Sansó, según la prensa venezolana, le otorgó más de 20 millones de dólares de PDVSA para la compra del Banco Activo. Según distintos medios venezolanos, el banco pudo haber sido utilizado por la trama de Ramírez para el desvío de fondos de la industria petrolera.
Tras la llegada de Nicolás Maduro al poder, Oliveros ha jugado a varias manos puesto que, según Por la Noticia, realizó negocios con los bolichicos afincados principalmente en España y presuntamente ha financiado a opositores exiliados. Un ejemplo lo encontramos en su relación con la familia de Leopoldo López ya que, mientras éste era alcalde de Chacao, el Banco Activo de Oliveros financió la compra de vehículos para el transporte público.
Oliveros, además, fue cliente y amigo de Matthias Krull, quien en la actualidad se encuentra encarcelado en Estados Unidos por blanqueo de dinero de PDVSA. Según la prensa venezolana, Krull era la persona que presuntamente abría las cuentas de Oliveros en Suiza a las que llegaba el dinero que había sacado de sus propios bancos.
Las diferentes investigaciones de la Justicia de Venezuela obligaron a Oliveros a escaparse del país tras la imposición de medidas cautelares como la prohibición de salir del país y el embargo de sus cuentas. En la actualidad, según la prensa venezolana, vive con su esposa en República Dominicana en una lujosa mansión que paga el banco. Desde ahí se traslada en los aviones de su propiedad a sus centros de trabajo en Madrid, Miami, Puerto Rico o Nueva York.
Por otra parte, según indica el diario Por la Noticia, Oliveros está siendo investigado por presunta corrupción y estafa en la intención de compra del Gyro Bank en la Isla de Curazao, en donde estaría supuestamente involucrado en el pago de sobornos al presidente del Banco Central de esa isla, por 1,5 millones de dólares para la concesión del mismo. En esta investigación participa el FBI, ya que, presuntamente, se utilizaron fondos de un banco americano para corromper a un funcionario extranjero. Según la información obtenida por el mismo diario del Banco Central de Curazao, a pesar de que la compra fue autorizada, la recomendación del presidente fue que no se autorizara, dado que existían elementos que vinculaban la relación de Banco Activo y José Antonio Oliveros con el Gobierno de Venezuela.
El cuñado de Oliveros es Jorge Neri Bonilla, empresario venezolano afincado en Madrid, quien, según la prensa de Venezuela y la documentación que obra en poder de Diario16, fue la mano derecha de Baldo Sansó, el cuñado de Rafael Ramírez. Sansó fue, según medios venezolanos y fuentes de la oposición, uno de los cabecillas que sacó miles de millones de dólares del país.
Oliveros, además del Banco Activo, tiene negocios y empresas en España, además de un gran patrimonio inmobiliario, según refiere la prensa venezolana. El diario Por la Noticia expone algunas de ellas:
- La empresa Inversora Salamanca 2014 SRL es la propietaria del Edificio Margarita, en la calle Somera 5, en la lujosa zona de La Florida en Madrid, donde actualmente tiene sus oficinas corporativas la multinacional de la alimentación McDonald’s.
- Otra empresa de Oliveros, Inversiones Turpial SLU es propietaria de un apartamento en la Calle Ortega y Gasset de Madrid valorado en 2 millones de euros y que está hipotecado por el propio Banco Activo, hecho que se repite con la propiedad que tiene en la calle Jorge Juan de Madrid, valorada en más de 4 millones de euros, a nombre de Gorlio Enterprises.
Red de corrupción de Banco Activo y jueces
Por otro lado, según ha publicado Por la Noticia, han salido a la luz una serie de grabaciones en las que el primo de José Antonio Oliveros, Ángel Álvarez Oliveros, admite claramente que controla tanto a los jueces de Caracas como de la Fiscalía, principalmente a todos aquellos que instruyen causas por blanqueo, estafa o asociación para delinquir contra el Banco Activo y su familia.
Escuche uno de los audios de Oliveros difundidos en 2020 por Diario16.
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