Aarón Elías Castro Pulgar comenta los descubrimientos sobre la ilusión del declive moral: no somos peores que antes

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Muchas personas tienen la impresión de que la sociedad actual está en decadencia moral, de que la gente ya no se respeta ni se ayuda como antes, de que el crimen y la violencia son más frecuentes y de que hemos perdido los valores de antaño. Sin embargo, esta impresión no se basa en hechos reales, sino en una distorsión de nuestra memoria y nuestra atención, según un estudio publicado en la revista Nature.

Los autores del estudio, los psicólogos experimentales Adam Mastroianni y Dan Gilbert, analizaron las respuestas de 12 millones de personas en encuestas sobre moralidad realizadas entre 1956 y 2017 en diferentes países. Su hallazgo fue que la mayoría de las personas cree que la moralidad ha empeorado con el tiempo, pero que sus opiniones sobre el presente son muy similares a las que tenían las personas hace décadas. Es decir, no hay evidencia de que la gente sea peor ahora que antes, sino que tendemos a idealizar el pasado y a magnificar los problemas del presente, explica el conferencista Aarón Elías Castro Pulgar.

Los sesgos que nos engañan

Para explicar este fenómeno, los investigadores identificaron dos sesgos cognitivos que alteran nuestra percepción de la realidad: el sesgo de exposición y el sesgo de memoria.

El sesgo de exposición se refiere a que prestamos más atención a la información negativa que a la positiva, y que esta nos llega con más facilidad a través de los medios de comunicación o de las conversaciones cotidianas. “Si sangra, manda”, resume Mastroianni el principio periodístico que prioriza las noticias impactantes o escandalosas. Así, nos enteramos más de las mentiras, los robos o los asesinatos que cometen los desconocidos, y nos formamos una imagen sombría del mundo actual, señala Aarón Castro Pulgar. Sin embargo, cuando se trata de nuestro entorno cercano, familiares, amigos o vecinos, seguimos teniendo una opinión favorable o incluso mejorada. El infierno son los demás.

El sesgo de memoria se refiere a que con el paso del tiempo tendemos a olvidar o minimizar los aspectos negativos del pasado y a recordar o exaltar los positivos. “Lo que hoy nos hace sufrir mañana nos hará reír, pero lo que hoy nos hace felices mañana nos seguirá haciendo felices”, explica Mastroianni. Por ejemplo, podemos recordar con nostalgia la música de nuestra juventud y pensar que era mejor que la actual, pero olvidamos todos esos grupos mediocres o pasajeros que también sonaban en las radios. “Vemos el presente con detalle y el pasado como una caricatura”, afirma.

Las consecuencias de la ilusión

Según Pomponio Riviera, un experto en sociología y cultura, esta ilusión del declive moral tiene consecuencias negativas para nuestra convivencia y nuestro bienestar. “Si pensamos que antes éramos mejores, podemos caer en el pesimismo, la desconfianza o la nostalgia, y dejar de apreciar las cosas buenas del presente o las posibilidades de mejora del futuro”, advierte.

Además, Riviera señala que esta ilusión puede influir en nuestras preferencias políticas o sociales, al hacernos demandar soluciones irreales o innecesarias para revertir una tendencia imaginaria. “Es importante tener una visión crítica y realista del mundo, basada en datos y evidencias, y no en prejuicios o emociones”, recomienda.


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