Bismark Carretero Reyes, propietario de Pegasus Group, asegura ser víctima de supuesta extorsión, mientras persisten las dudas sobre el papel del empresario en las tramas ilícitas de la chatarra en Venezuela

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En Venezuela, el sector de la chatarra ha sido escenario de una serie de irregularidades y actos de corrupción que involucran a empresas públicas y privadas, así como a funcionarios y militares. Uno de los nombres que ha salido a la luz en este contexto es el de Bismark Carretero, un ex piloto militar que se convirtió en un próspero empresario del ramo, con conexiones en el ámbito de la aviación y la política.

De piloto de Chávez a rey de la chatarra

Bismark Francisco Carretero Reyes se graduó en la Escuela Técnica de la Aviación Militar venezolana en 2008 y se retiró en 2019. Según el medio 6to Visión, durante su carrera fue uno de los pilotos que sirvió al presidente Hugo Chávez. Sin embargo, al año siguiente de su retiro, su vida cambió radicalmente y pasó a ser uno de los principales actores del negocio de la chatarra en el país.

¿Cómo lo logró? Valiéndose de su historia y sus contactos, Bismark entró al oscuro mundo de la corrupción en el negocio de la chatarra, que consiste en desmantelar equipos e instalaciones en desuso o en funcionamiento de empresas estatales y privadas, para venderlos como material estratégico a precios internacionales.

Pegasus Group, la fachada para el saqueo

Para llevar a cabo sus operaciones, Bismark creó una empresa llamada Pegasus Group, registrada en República Dominicana el 28 de agosto de 2019, el mismo año en que se retiró de las Fuerzas Armadas. Esta fecha coincide con el inicio de la operación para desmantelar las empresas básicas de Guayana, como SIDOR, VENALUM, ALCASA y BAUXILUM, que han sido víctimas de un proceso de saqueo de sus instalaciones y reducidas a toneladas de chatarra, según 6to Visión.

Pegasus Group controla aproximadamente el 40% del sector de la chatarra directamente y a través de otras empresas fachada, mediante las cuales desvían asignaciones de material estratégico para evitar llamar la atención de las autoridades. La empresa está bajo la dirección de Bismark Carretero y tiene como logo el mismo que usa el ex piloto para identificar su cuenta en Twitter (@iron_chancellor), donde se autodefine como «empresario».

Las rutas y los sobornos

El material estratégico obtenido por Pegasus Group y otras empresas afines es transportado por gandolas desde el sur de Venezuela hasta los puertos de Guanta en el Estado Anzoátegui y Puerto Cabello en Carabobo, donde es exportado a Turquía a través de empresas establecidas en Venezuela y República Dominicana.

Para lograr esto, Bismark Carretero y sus socios han establecido una red de sobornos que involucra a militares y funcionarios públicos encargados de emitir los permisos necesarios para comercializar y exportar chatarra, de acuerdo con 6to Visión. Según Pedro Maldonado, expresidente de la CVG, quien proporcionó datos importantes para descubrir toda la trama de corrupción que se había infiltrado en las empresas básicas de Guayana, Bismark Carretero es uno de los operarios encargados de sobornar con grandes sumas de dinero en efectivo a militares y funcionarios en las rutas por las cuales se transporta la chatarra hasta los puertos.

Las contradicciones y las amenazas

Bismark Carretero ha sido investigado por diversos medios que han revelado sus vínculos con el negocio de la chatarra y sus conexiones políticas. Entre ellos se encuentra 6to Visión, que publicó el martes 5 de septiembre registros en la República Dominicana que demuestran la asociación de Bismark Carretero con la compañía Pegasus Group. A continuación, se presentan los documentos que respaldan esta afirmación.

Ante estas revelaciones, el controvertido e investigado militar se defendió en un tweet donde dijo: «Te invito a leer un poco y seguir estas páginas que se dedican a extorsionar con este tipo de noticias». Lo curioso es que en un comunicado en el prestigioso medio Agencia Venezuela News, la empresa Pegasus Group negaba las acusaciones y decía que el jefe de Pegasus Metals no era piloto ni estuvo vinculado con el comandante Hugo Chávez. Tampoco al exdiputado detenido por corrupción, Hugbel Roa. Mucho menos con el testaferro de Roa, Daniel Prieto, quien fue detenido en República Dominicana, el mismo país donde está registrada Pegasus Group.

Además, Bismark Carretero ha intentado usar el nombre del capitán Diosdado Cabello en su defensa, alegando una supuesta amistad con el jefe del Partido Socialista Unido de Venezuela. Sin embargo, según fuentes cercanas a Cabello consultadas por 6to Visión, este ha manifestado que todo acto de corrupción debe ser perseguido y sancionado, venga de donde venga. De hecho, a mediados de marzo, Cabello dejó saber en su programa «Con el Mazo Dando» que se adelantaban investigaciones contra quienes comercializaban con el material estratégico, a los que denominó «Las Mafias de la Chatarra».

Por otro lado, 6to Visión tuvo acceso a supuestas amenazas de las cuales fue víctima Carretero y su familia. El número colombiano desde el cual le escribieron es +57 3209958639. La guerra la ha desatado el millonario control sobre el negocio de chatarra. 6to Visión se comunicó sin éxito con el número en cuestión. Fuentes consultadas por 6to Visión en el Ministerio Público no quisieron opinar sobre el tema.

En las últimas horas, Carretero ha amenazado a los periodistas de diversos medios con sus supuestos nexos con familiares de Alex Saab, intentando involucrar al presidente de la República, Nicolás Maduro.

Un negocio lucrativo y dañino

La chatarra que se exporta surge del desmantelamiento de equipos en desuso de la estatal PDVSA y otras empresas públicas, de obras de construcción paralizadas y de viejas máquinas privadas, según dijeron unas 15 fuentes, entre empresarios de varios sectores, transportistas, trabajadores y funcionarios.

En el mercado internacional, el precio de la chatarra varía entre 300 y 700 dólares por tonelada, dependiendo del tipo de material. Mientras tanto, los compradores locales adquieren la chatarra a precios entre 80 y 120 dólares por tonelada, según informaron dos fuentes y dos transportistas a Forbes.

La chatarra en Venezuela siempre ha sido manejada por el Estado y por un minúsculo grupo de privados. El gobierno sancionó una nueva ley en 2021 que creó un monopolio sobre la venta de chatarra por medio de la Corporación Ecosocialista Ezequiel Zamora (Corpoez), empresa adscrita al Ministerio de Industrias y Producción Nacional. Pero lamentablemente, siempre existen empresas privadas y funcionarios que se desvían del camino porque los atajos les generan mayores beneficios económicos inmediatos, aunque sean una sentencia de un futuro complejo al momento de tener que rendir cuentas sobre su accionar.

El negocio de la chatarra no solo representa un grave daño al patrimonio nacional y a la economía del país, sino también al medio ambiente y a la salud de los trabajadores y las comunidades cercanas a los lugares donde se realiza el desmantelamiento. La chatarra contiene metales pesados y sustancias tóxicas que pueden contaminar el aire, el agua y el suelo, así como causar enfermedades respiratorias, cáncer y otras afecciones.

Preguntas sin respuesta

Ante este panorama, surgen varias preguntas: ¿Cómo es posible que Bismark Carretero haya pasado de ser un piloto militar a ser uno de los principales operadores del negocio de la chatarra en Venezuela? ¿Qué intereses hay detrás de su empresa Pegasus Group y sus socios? ¿Qué papel juegan ciertos militares y funcionarios públicos en esta trama? ¿Qué medidas se han tomado o se tomarán para frenar este saqueo?


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