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BanCaribe, C.A. Banco Universal (anteriormente Banco del Caribe) es una institución financiera privada de Venezuela con base en Caracas especializada en banca universal. Es el noveno banco más grande del país y se ubica en el estrato mediano según SUDEBAN.
En la actualidad posee más de 100 oficinas ubicadas en todo el territorio nacional venezolano, más de 1.2 millones de clientes, alrededor de 17.000 puntos de venta en todo el país, 200 cajeros automático y genera más de 1.500 empleos directos. Su actual sede principal se encuentra ubicada en la ciudad de Caracas, en el Centro Empresarial Galipán.
El Banco del Caribe es fundado el 12 de febrero de 1954 con sede en Puerto Cabello, Estado Carabobo, funcionando como un instituto crediticio desde que inicia operaciones el 3 de noviembre del mismo año. En 1955 Bancaribe amplia su presencia en el país al inaugurar oficinas en Barquisimeto y Barinas; luego en 1956 abre dos en Valencia, dos en Morón y otra en Puerto Cabello. En 1957: San Felipe, Valle de La Pascua, Maracay, Calabozo, San Fernando de Apure, Punto Fijo, Guacara, El Tocuyo, Chivacoa y Guanare. En 1958: Caracas y Acarigua, Villa de Cura, La Victoria, Güigue y Cagua. En 1959 otra oficina en Caracas y una en Anaco. En 1961, Turén y Nirgua.
En 1963 decide cambiar su sede a Caracas. Este proceso de expansión le permitió al Banco ser pionero en el desarrollo de nuevos productos y servicios: siendo el primero en el país en prestar servicio en línea en sus agencias, en ofrecer el servicio Cheque Conforme Bancaribe, conformación telefónica de cheques y Caribe Cash, retiro de dinero a través de cajeros automáticos.
De igual forma, participó activamente en la creación de Suiche 7B, el primer sistema de interconexión de cajeros automáticos en el país y en la creación de Consorcio Credicard, el primer centro operador de tarjetas de crédito del país. En 1976, constituyó un Banco off shore en Curazao, cuyo actual nombre es Bancaribe Curazao Bank, N. V.
En 1997 se transforma en Banco Universal al fusionarse con sus filiales Banco de Inversión del Caribe y Fondo de Activos Líquidos del Caribe. Bancaribe posee una asociación estratégica con el Scotiabank, Banco canadiense de amplia trayectoria en el ámbito financiero internacional y un acuerdo de corresponsalía e intercambio comercial con Caixa de Galicia.
En el año 2003 adaptó su Estatuto a las mejores prácticas de gobernabilidad, pero no solo a las recomendadas por organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) sino, especialmente, a las recomendaciones del Comité de Basilea para la Gobernabilidad de las Instituciones Financieras.
Tres años después Bancaribe, se transforma para proyectarse como una institución moderna e innovadora realizando cambios en su identidad corporativa, con lo que inicia una nueva etapa que apalanca su plan de negocios y apunta hacia un nuevo posicionamiento de marca.
Bancaribe cambió su sede ubicada en el centro de Caracas entre 2008 y 2009 tras adquirir una torre en el Centro Galipán en el sector financiero de El Rosal.
Historia familiar
Los Dao, propietarios de Bancaribe, son descendientes de libaneses que arribaron a Puerto Cabello, donde echaron raíces y emprendieron varios negocios, fundando un banco cuya realidad financiera actual es muy delicada.
En Puerto Cabello se diferencian siempre los Dao “pobres” de los ricos, a pesar de ser la misma familia.
Más de 40 años atrás era frecuente ver en las playas locales a la hermana menor de Miguel Dao, entonces una agraciada quinceañera, tomando vacaciones escolares en las reconfortantes playas.
En plena avenida Bolívar, frente a la desaparecida joyería La Estrella, del difunto Issam Essraowi , los Dao tenían la mejor tienda de ropa de la pequeña ciudad porteña. Años después todo ha cambiado.
Desde entonces, Miguel ya aspiraba convertirse en director de la Policía Técnica Judicial (PTJ).
Presidencia del banco
En 2018 Juan Carlos Dao se convirtió en presidente de Bancaribe. La Asamblea Ordinaria de Accionistas de Bancaribe, celebrada el 8 de marzo del mismo año, aprobó cambios en la conformación de su junta directiva, que ahora encabezaría Juan Carlos.
La junta directiva para el período 2018-2020 estuvo conformada por Juan Carlos Dao, Néstor Blanco, Javier A. Serebriski, Martín Pérez B., Luis Eduardo Paul, Eduardo Rafael Henríquez, Arturo Ganteaume, Carlos Hernández Delfino, Nelson David Dao, como directores principales y como suplentes: Fouad Sayegh, Claudia Curiel, Francisco Palma, José Henrique D’ Apollo Viera, Ilena Medina Reyes, Edgar Dao, Jon Badiola, y Pamela Pino De las Casas.
Durante la Asamblea, se aprobó la designación de Juan Carlos Dao como presidente de la junta directiva de Bancaribe. Dao tenía ya una carrera en la institución de más de tres décadas y durante los últimos 14 años había ejercido el cargo de presidente ejecutivo.
Eduardo Rafael Henríquez fue designado como vicepresidente de la junta directiva de la institución.
Para la presidencia ejecutiva fue elegido Martín Pérez Benedetto, quien tenía 25 años de experiencia en el sector financiero y 18 años de labor en Bancaribe. Pérez ha formado parte del comité ejecutivo y se había desempeñado durante cuatro años como vicepresidente ejecutivo de Banca Mayorista y Mercados.
“Con estos movimientos organizacionales, ratificamos la importancia de contar con las mejores prácticas de gobierno corporativo que garantizan que la gestión del banco trascienda con fluidez en el tiempo, así como también permiten sostener los principios y valores de la institución que han sido pilares durante los 64 años de trayectoria de Bancaribe en el mercado venezolano”, señaló Dao en una nota de prensa en 2018.
Los 67 años de Bancaribe
En 2021 Bancaribe arribó a su 67 aniversario. Juan Carlos Dao, presidente de la institución, expresó: “En Bancaribe estamos decididos a trascender como un banco que se adapta a los cambios actuales de manera ágil y oportuna gracias a nuestra gente, a la visión estratégica de la transformación digital y al convencimiento que tenemos mucho que aportar a nuestro país. Esta visión de transcendencia ha estado presente desde la fundación del banco el 3 de noviembre de 1954”.
Bancaribe nació en Puerto Cabello y se consolidó gracias a la confianza de sus clientes, además de trabajar en la rápida expansión de su operación que cubrió inicialmente el occidente de Venezuela, llegó luego a Caracas para después alcanzar todo el territorio nacional.
Bancaribe ofrece a sus clientes posibilidades financieras como: cuenta en moneda extranjera, canales electrónicos, medios de pagos digitales y aplicaciones como: Mi Conexión Bancaribe Jurídica, diseñada para las operaciones más frecuentes de las empresas, y Mi Conexión Bancaribe Digital para que clientes naturales tengan la facilidad, seguridad y confianza de hacer transacciones como la compra y venta de dólares o euros.
La ciudad de Puerto Cabello, en las costas del estado Carabobo, vio nacer a Bancaribe el 12 de febrero de 1954, y comenzar operaciones el 3 de noviembre del mismo año.
La primera Junta Directiva estuvo conformada por N.D. Dao, Pedro Borrego, Aníbal Dao, Marco Tulio Henríquez, Pedro Pardo y Carlos Rogelio Roos, quienes con su gerencia lograron traspasar las fronteras regionales para navegar hasta mares capitalinos, logrando abrir la primera oficina en Caracas el 3 de julio de 1958, en la avenida Urdaneta.
Bancaribe es el único banco nacido en el interior que no ha sido objeto de procesos de fusión, con una fuerte presencia en la capital y el resto de Venezuela.
Su fundador Nazri David Dao, mejor conocido como N.D. Dao, fue un visionario libanés que descubrió el potencial de Venezuela y luego la hizo su patria. Desde la costa carabobeña, junto a otros venezolanos se construyeron las bases de Bancaribe.
El banco, en sus primeros años, impulsó el crecimiento regional con total apoyo a los pequeños y medianos empresarios y a los sectores agropecuarios y pesqueros. En ese sentido, dirigió créditos para los productores de caña de azúcar, oleaginosa y cereales, que les permitieron incorporar modernas tecnologías para desarrollar sus cultivos. Igual servicio prestó la institución al sector camaronero y atunero, también al manufacturero.
Paralelo a su crecimiento, el banco financió diferentes programas sociales y culturales en diversas casas de estudio de Venezuela: la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), la Universidad Centro Occidental y otras más.
En el año 1997, la institución amplió su horizonte hacia aguas extraterritoriales al realizar una asociación estratégica con el Scotiabank, banco canadiense de amplia trayectoria en el ámbito financiero internacional y firmar un acuerdo de corresponsalía e intercambio comercial con Caixa de Galicia.
Entre los hitos históricos relevantes está la denominación de Banco Universal en 1998; en el año 1999 la creación de la Oficina del Defensor del Cliente y Usuario Bancaribe.
En 2003 se realizó la adaptación de los estatutos que consagran la separación de funciones entre accionistas, junta directiva y la gerencia.
Las iniciativas para mantenerse como un banco de vanguardia continuaron y en 2006 la institución cambia la imagen corporativa y la marca comercial Bancaribe empieza a exhibirse en todas sus sedes y oficinas. En el año 2009 el banco estrena su actual sede principal ubicada en el corazón financiero de la ciudad de Caracas, en El Rosal.
Médico convertido en banquero
El doctor Marco Tulio Henríquez fue a Puerto Cabello por ocho meses y se quedó allí 22 años. De médico pediatra se convirtió en banquero sin habérselo propuesto de manera deliberada, primero por afinidad de carácter y luego por admiración y afecto a N.D. Dao, quien consiguió convencerlo para que estuviese a su lado en Bancaribe por más de tres décadas. “Valía la pena ser su amigo”, dice con convicción, según un extracto del libro N.D. Dao de la colección de la Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y la Fundación Bancaribe para la Ciencia y la Cultura, escrito por Omar Pérez.
─ ¿Pero cómo es eso, doctor Henríquez, de quedarse tanto tiempo allí, cuando su propósito al parecer era otro?
─ Porque me enamoré de una porteña, responde sin vacilaciones.
─ ¿Por casualidad, doña Beatriz, su esposa?
─ La misma
La dama por quien le he preguntado es la hija mayor de los esposos Eduardo Dao, hijo de don Abraham Dao (tío de N.D.) y de doña María Lameh, de las primeras familias libanesas llegadas a Puerto Cabello a principios del pasado siglo. Se casó con ella en 1946. Pero esa parquedad la hace a un lado tan pronto como la conversación se enrumba hacia sus relaciones con N.D. Dao.
─ En cumplimiento de las responsabilidades que adquirí con Armando Castillo Plaza, entonces director de Salud Publica en el Ministerio de Sanidad, acepté la jefatura de la Unidad Sanitaria de Puerto Cabello y entre mis obligaciones estaba la de examinar a los viajeros llegados por vía marítima antes de que bajaran a tierra. Se procuraba impedir en lo posible que no entrasen al país personas infectadas con enfermedades contagiosas. Prevenir epidemias. Empezaba el año 1944.
Recuerda el doctor Henríquez, que, siendo entonces muy joven, recién egresado de la Universidad Central de Venezuela, al ser notificado de la proximidad de uno de los barcos de la empresa Alcoa, se trasladó al muelle para cumplir su misión; pero como no habilitaban las lanchas a tiempo para dirigirse a la nave, comenzó a recorrer el muelle de uno a otro extremo, con cierta impaciencia, cruzándose en su caminata con un señor que estaba en lo mismo. Hasta que hubo un momento en que se detuvieron a conversar.
─ ¿Usted quién es? le preguntó el desconocido.
─ Marco Tulio Henríquez, médico jefe de la Unidad Sanitaria. Vengo a examinar los pasajeros antes de que desembarquen.
─ Primera vez que veo a un médico de la Sanidad cumpliendo ese cometido – comentó el señor.
─ ¿Y usted…? – quiso saber el doctor Henríquez.
─ Soy presidente de la empresa de importaciones y representación aduanal, N.D. Dao…
─ Primera vez que yo veo al presidente de una empresa de importaciones esperando en el puerto ─ lo interrumpió Henríquez, devolviéndole la ironía que no llegó a concluir pues los dos soltaron la carcajada. Se estrecharon las manos y de común acuerdo caminaron y conversaron mientras las autoridades portuarias completaban su rutina.
Después se encontraron varias veces en la ciudad e intercambiaron saludos. Y con el correr de los meses el facultativo fue advirtiendo que entre los dos había cierta corriente que los aproximaba.
─ Yo me dediqué a ensamblar en un solo edificio las diversas dependencias de la Unidad, que estaban dispersas. Y en ocasiones Dao se detenía unos minutos en el consultorio y hablábamos. Había surgido entre ambos una empatía que fue en aumento en la medida en que nos fuimos tratando. Era una persona muy franca y cordial. Solía reunirse a conversar con escritores y poetas, artistas, pintores. Recuerdo que por esa época una persona que solía visitarlo era el padre Isaías Ojeda, al notable sacerdote salesiano formador de grandes promociones de jóvenes en el Colegio San José, en Los Teques.
─ ¿Cuándo lo invitó a trabajar en el banco?
─ Nos conocimos en el año 1944. 9 años antes, en 1935, él había creado su empresa que entonces estaba sumamente acreditada. Estaba relacionado con gente del comercio y de la industria, con los intelectuales, y su preocupación de entonces era la del país. “Porque allí está el futuro económico de Venezuela, doctor Henríquez”.
─ ¿Siempre lo trató así?
─ En efecto, y yo le decía señor Dao. Ese tratamiento nuestro nunca varió, pese a la amistad, a la confidencialidad y a la confianza que nos unió. N.D. era un ser intuitivo, un gran visionario. En funciones relacionadas con la gerencia de su empresa, conoció todo el país, no quedó pueblo que no visitara, de allí que estaba enterado de sus apremios y sus posibilidades.
Tras la breve digresión el doctor Henríquez entra en materia.
─ En los primeros días de 1953, Dao apresuraba su proyecto de crear ese Banco del que siempre habló, que fuese un apoyo firme no sólo del inmenso sector agropecuario al que estuvo atendiendo, sino a un sector de productores del centro que ya no dependían de la exportación del café y del cacao, de los cueros de reses y de otros productos menores, de gente emprendedora y laboriosa, urgida de crédito para desarrollarse. Emergía una clase media con capacidad y espíritu creador. Dao llevaba 27 años en Venezuela. Había presidido la Cámara de Comercio de Puerto Cabello donde residía y conocido a toda su gente, que le reconocía un liderazgo natural para impulsar a la región.
Dao tenía todo listo. Cumplida la tramitación exigida, el doctor Carlos Miguel Lollett, porteño y para la época directivo del Banco Central de Venezuela, recomendó la modificación del documento constitutivo porque no se adecuaba a los requerimientos legales, lo que determinó nuevas asambleas y la introducción de más papeles, pero pasaba el tiempo y no se registraban ningún avance. La espera fue prolongada, exasperante. Y ante la falta de respuesta, N.D. resolvió tomarse unas cortas vacaciones en un lugar hermoso que tiene el estado Carabobo llamado La Entrada ─recuerda el doctor Henríquez─ cuando cierta mañana lo llamaron para notificarle que todo había sido encontrado correcto. Salió precipitadamente del sitio en el que temperaba para convocar la asamblea constitutiva. Como vivíamos cerca, apenas se detuvo para darme la noticia: “¡Tenemos autorizado el Banco!”.
Este se constituyó el 12 de febrero de 1954 y abrió sus puertas en Puerto Cabello diez meses después, el 3 de noviembre de ese mismo año. Y con una rapidez extraordinaria fueron creadas agencias en Barquisimeto, San Felipe, Acarigua, Barinas…
─ ¿Quiénes integraron la primera directiva, doctor?
─ ¡La flor y nata de Puerto Cabello!─ responde con orgullo no disimulado─: N.D Dao, su presidente; Pedro Borrego, Aníbal Dao, abogado, político, diplomático, sobrino de N.D., de los hijos de Miguel Dao y de Blanca Dao, su hermana; Pedro Pardo, Carlos Rogelio Roos, un comerciante sumamente conocido en la localidad y muy apreciado por el sector obrero, cuyos miembros, en gran número, lo solicitaban para abrir en el Banco una cuenta de ahorro. Y yo, que sin saberlo pensando cuando me trasladé a Puerto Cabello a ejercer mi profesión de médico, me convertí en directivo de una entidad bancaria.
Desde entonces y hasta el año 1966, cuando se trasladó a Caracas, el doctor Marco Tulio Henríquez trabajó todas las mañanas en las instalaciones del seguro del Puerto y todas las tardes y parte de la noche en esa entidad concedida por N.D. Dao.
─ Pero ya en Caracas, en 1966, cuando se fue a vivir a Bello Monte, usted siguió en la directiva del Banco del Caribe.
─ Sí, N.D. me dijo: “¡yo no te voy a soltar todavía!”.
Tenía en mente, entonces, una seria de programas culturales, educativos, sociales, para cuyo desarrollo contó con el apoyo y colaboración del doctor Henríquez, como fue la Cátedra de Ciencia y Tecnología en la Universidad Central de Venezuela, que dirigió el eminente profesor augusto León C. y la publicación de su obra Ética Médica, que él entregó a la fundación y se constituyó en un éxito notable, toda vez que en Venezuela sólo se conocía cuanto había escrito sobre la materia el doctor Luis Razetti.
Y estaba pendiente, asimismo, la creación de la Cátedra de postgrado en Historia en la Universidad Católica Andrés Bello y la Escuela de Gerencias en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), una de cuyas aulas, por cierto, lleva el nombre de N.D Dao. Y la Cátedra de la Universidad Centro Occidental, en Barquisimeto, cuya Fundación presidió.
Dao no se daba descanso. Procuraba hacerlo todo con la mayor discreción. Fomentaba el ahorro. Lo estimulaba. Vivía estudiando la manera de promoverlo en la extensa clientela de la entidad y entre los empleados. En una oportunidad ideó unas alcancías en forma de elefantes, animal por el que tuvo especial predilección, que el Banco distribuía entre los relacionados. Por cierto, hubo un acto especial el día en que se lanzó el programa y la exposición central estuvo a cargo del doctor Carlos Miguel Lollett, que entonces formaba parte del directorio.
Persona de profundos conocimiento jurídica y privilegiada con una portentosa menoría, su exposición sobre la significación del elefante en la cultura de diversos pueblos fue notable. Igualmente, N.D. ideó un medallero para honrar la memoria de los grandes personajes civiles de la historia venezolana: José María Vargas, Cecilio Acosta, J.A. Pérez Bonalde, Fermín Toro, Juan Vicente González. “¡El tiempo doctor Henríquez, es lo único que no podemos desperdiciar! ¡Es tan limitado!”.
Más sobre el fundador
Nazri David Dao (Houmal, Líbano, 9 de septiembre de 1906-Caracas, Venezuela, 26 de marzo de 1984) fue un periodista, empresario y banquero libanés. Vivió en Venezuela desde 1926 y fue uno de los miembros fundadores del Banco del Caribe en Puerto Cabello, Venezuela.
Nazri David nació en Houmal, pueblo de Líbano, de donde se mudó a Beirut, ciudad capital de su país. Cursó estudios primarios y secundarios en el colegio La Sagesse. Mientras estudiaba bachillerato se desarrolló como periodista en diarios de la localidad.
Llegó a Venezuela en 1926, se radicó en Puerto Cabello, con la intención de enviar reportajes al diario Libanés Zahie el Fatat, donde había sido reportero, en calidad de corresponsal.
Luego de su nacionalización, se le empezó a conocer como N. D. Dao. Fue empleado de la casa de comercio de Miguel Dao. Posteriormente, se abrió paso por su propia cuenta, estableciendo en 1935 una empresa de importaciones y representación aduanal, con el nombre de N.D.Dao C.A.
En 1940 contrajo matrimonio con Nayibe Saldivia, con quien tuvo 4 hijos. Ocho años después ejerció la presidencia de la Cámara de Comercio de Puerto Cabello. El 12 de febrero de 1954, con un grupo de socios fundó, con un capital de Bs. 3.000.000, el Banco del Caribe en puerto cabello, el cual abrió sus puertas el 3 de noviembre de ese mismo año, con un capital aumentado de 5.000.000, con el objetivo de ofrecer una alternativa financiera en la concesión de créditos para estimular el crecimiento socioeconómico de la región central de Venezuela. El 5 de agosto de 1963 fundó la empresa Transporte de Valores Caribe C.A. (TRANSVALCAR).
Dao se encargó también del desarrollo educacional y cultural venezolano al instituir la Fundación del Caribe para la Ciencia y la Cultura. Fue presidente fundador de la Fundación de la Universidad Centro-Occidental; y fue miembro del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Ejerció los cargos de cónsul de Noruega y Bolivia en Puerto Cabello, recibiendo varias condecoraciones de los gobiernos de Venezuela, Noruega, Líbano, Francia y Bélgica. Auspició la realización de numerosas exposiciones pictóricas, y la publicación de diversos libros sobre historia y ciencia, como presidente de la Fundación del Caribe para la Ciencia y la Cultura.
Una de las cátedras fundacionales de los estudios de postgrado en historia de Venezuela en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) lleva su nombre.
Un Dao en la policía
En una entrevista concedida por Miguel Dao a la periodista Macky Arenas para aleteia.org, el abogado y ex-director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), pariente de los accionistas de Bancaribe, cuenta cómo en su familia hay santos católicos y sobre su paso por la policía científica venezolana en los primeros años de Gobierno del expresidente Hugo Chávez.
Miguel Dao Dao fue socio de la también abogada Mayra Vernet de Molina, esposa de Manuel Molina Gásperi, exdirector de la Policía Técnica Judicial (PTJ), predecesora del CICPC, creador del Grupo de Acciones Tácticas Operacionales, un grupo élite de la PTJ, que era mejor conocido como el Grupo GATO. Molina Gásperi falleció en un accidente aéreo en el año 1986, 8 años después que fue relacionado con el asesinato de Ramón Carmona Vásquez, un reconocido abogado penalista, que había hecho una serie de denuncias sobre corrupción en el seno de la PTJ.
Ser policía, dedicarse al árido oficio de investigador criminal y llegar al más alto nivel en un país turbulento no es cosa fácil. Más bien es vivir retando al peligro.
Fue –y de alguna manera sigue siendo- la vida de Miguel Dao, un personaje de novela cuando repasamos su trayecto, repleto de episodios donde se puso a prueba su valor, su pericia y, sobre todo, su profunda y sostenida fe de creyente católico.
En su perfil de Twitter se lee: «Familia, educación y principios, sin duda resultan la clave para convivir en un mundo mejor».
Aceptó amablemente conversar con Aleteia, en compañía de su esposa.
Una familia con varios santos en su haber
Miguel es tío- abuelo de Carlo Acutis, el joven que ha llegado a los altares y hoy es patrón de internet por su intensa evangelización a través de las redes sociales. Está casado con una hermana de la abuela de Carlo que se llama Rosa. Son su familia venezolana.
Miguel conoció a su esposa practicando paracaidismo. Ella era su instructora, una deportista muy activa que hoy tiene un récord de más de 2.000 saltos y varios campeonatos internacionales ganados.
Ella nos dice: «Nuestra familia tiene otros santos. Mucha gente no lo sabe, pero Santa Caterina fue prima hermana de mi padre, Bennino Volpicelli». Se refiere a Catalina Volpicelli o Caterina Volpicelli, quien fue una religiosa católica italiana, fundadora de la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón, venerada como santa en la Iglesia Católica.
«Mi hija mayor se llama Caterina por ella. Pero papá me contó que en nuestra familia había varios santos, no solamente Santa Caterina. Como siempre vivimos tan distantes geográficamente jamás supimos la historia completa. Ahora con Carlo Acutis, mi sobrino-nieto, comenzamos a enterarnos de que habían más santos. Es más –precisa- el papá de Carlo también tenía una tía santa».
Preguntamos a Miguel sobre su familia y riendo con ganas dice: «Imagínate, mi familia cien por ciento árabe! (sus apellidos son Dao Dao) Estoy santificado con la familia de mi esposa. Algo se me tiene que pegar!».
Y agrega, ahora en serio: «Carlo tiene santos en su familia tanto por su padre como por su madre».
Carlo sigue intercediendo por milagros, pero no están debidamente documentados. «Se sabe de dos en Brasil que están bajo investigación pero la pandemia ha complicado las cosas», revela Rosa. «El caso es un niño que tuvo un accidente y quedó descerebrado. Los médicos diagnosticaron muerte cerebral. Su padre comenzó a pedir a Carlo Acutis, el muchacho recobró sus funciones y hoy es normal. Es uno de sus nuevos milagros porque parece que hubo más».
La vocación de Miguel era convertirse en abogado, lo cual logró. Pero llegó a la policía con motivo del secuestro (febrero 1971) de su tío. Iba camino al banco donde trabajaba, cuando lo interceptaron y se lo llevaron.
El responsable fue el conocido como Grupo Bandera Roja, para entonces recién constituido. Un grupo de izquierda que tenía por comandante al famoso guerrillero Carlos Betancourt, alias «Jerónimo», disidente de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional.
Este no se acogió a la política de pacificación del gobierno de Rafael Caldera, política iniciada y encaminada por su antecesor el presidente Raúl Leoni. Los presidentes democráticos buscaban con ella que los subversivos depusieran sus armas y tomaran el sendero constitucional y democrático.
A su tío lo secuestran para pedir rescate, por dinero. Los Dao son una familia numerosa, trabajadora y próspera que procede del Líbano, católicos maronitas, que llevan generaciones siendo venezolanos.
A Miguel le tocó estudiar un tiempo en el Líbano y regresar a Venezuela, donde se educó con los padres de La Salle en la provincia -una primera etapa- y luego con los jesuitas en Caracas. Su familia se dedicó a líneas de negocios que van desde el comercio hasta la banca.
Enrique, el tío secuestrado, no era de los más adinerados, «era apenas un gerente en el banco – explica- aunque era médico y ejercía como tal. Lo confundieron porque en la lista de accionistas figuraba un E. Dao, uno muy importante para la época. Era Eduardo Dao. Pero a quien secuestran es a Enrique, accionista minoritario. Estaban errados pero ello significó para el grupo terrorista el financiamiento de sus operaciones con fines políticos efectistas».
Sigue recordando Miguel: «Escogieron a papá para que actuara como mediador, así que viví muy de cerca a pesar de mi corta edad -apenas comenzaba a estudiar Derecho- el proceso de negociaciones. Terminó gustándome la investigación policial y encaminé mis intereses hacia ella. Aspiraba a ser policía pero por mi edad apenas me permitieron una pasantía. Pronto cumplí mi curso de detective y comencé a participar en operativos policiales». A partir de allí puso todo su empeño y dedicación en aquellas tareas.
No pasó mucho tiempo hasta que llegó a subinspector. Se gradúa de abogado. Su objetivo era ser comisario, lo cual consiguió después de vencer algunas costumbres –más bien vicios- militaristas que mantienen los cuadros policiales, las cuales terminaron llevándolo a renunciar a la policía y dejar en suspenso su vocación investigadora.
Una gran sorpresa supuso para él que lo llamara el primer ministro del Interior del gobierno de Hugo Chávez, Luis Miquilena, para proponerle regresar y ejercer la más alta responsabilidad en el estamento policial venezolano.
En anteriores oportunidades le habían ofrecido cargos similares pero eran tantas las condiciones que se tornaban inaceptables. En esta ocasión, aceptó pues el encargo era adecentar la policía.
«Fue muy amplia la disposición de ese ministro para que yo asumiera el cargo, aseguró que mis disposiciones serían respetadas y aprobadas. Fueron apenas 14 meses de intenso trabajo durante los cuales tuve plena libertad y me siento absolutamente responsable de mi gestión».
Pero nunca se sabe cómo terminarán las cosas bajo un régimen como el que gobierna a Venezuela y que, en aquél entonces, apenas comenzaba.
Ocurrieron los hechos del 11 de abril del 2002 cuando una inmensa manifestación que puso en las calles casi un millón de personas desembocó en un vacío de poder pues Chávez salió del gobierno por unas cuantas horas.
«Salgo del cargo debido a estos sucesos pues, ante todo, yo no era ficha del gobierno -precisa Miguel-. Yo era un funcionario al servicio de Venezuela, no de un proyecto determinado. Mi posición fue meridiana y, de repetirse aquellos hechos, de la forma en que sucedieron, actuaré de la misma manera y así lo declaré ante la Fiscal General que investigaba el caso».
Miguel fue suspendido del cargo y en menos de un mes estaba fuera. No encontraron irregularidad alguna pero igual renunció. No pudieron ponerlo preso que era lo que al final buscaban.
A partir de ese momento se dedicó a sus actividades privadas, al ejercicio de su profesión como abogado. Además, lleva asesorías de seguridad ampliada, tanto a familias como a compañías. ¡Y vaya que hoy esos servicios son requeridos en Venezuela!
“Mi fe no es producto de situaciones crudas y duras”
No deja de ser interesante el que una persona que se mueve en ambientes tan difíciles, proyecte una fuerza espiritual tan sólida. Balbucea un «no lo sé».
Pero de inmediato dice: «Eso procede de mí, de mi naturaleza. Es algo que no programé. Manifiesto y exteriorizo mi espiritualidad de manera espontánea. Y no sólo lo siento hoy, sino toda mi vida. Desde que tengo uso de razón. Viene de mi hogar, del ejemplo de mis padres, de toda mi familia, especialmente de algunos tíos a los cuales respeto, ya fallecidos, a quienes recuerdo con mucho cariño. Fue gente de trabajo tesonero, de éxito en todas las empresas en las que pusieron su esfuerzo».
«Viene de los hermanos de La Salle y de los jesuitas. Igual experiencia tuve en El Líbano donde estudié un poco más de un año -pues papá fue nombrado embajador de Venezuela allí- continuando mi formación con los hermanos de la Salle en Beirut. Volví a Venezuela y volví a los jesuitas. Mi fe no es producto de situaciones crudas y duras como las que he vivido, sino que estaba allí antes y sigue conmigo».
Miguel insiste en que su formación católica tiene raíz en los primeros años de su vida y durante su adolescencia, tiempo en que todas las personas en su entorno se la transmitían, sensibilizando y marcando su proceder y su manera de actuar.
Miguel escribe tuits como estos:
“Buscar venganza es perder tu tiempo. No existe muerte justa cuando atiende a impulsos que se originan desde un sentimiento de venganza”.
“Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor” Salmo 4. Hazla brillar Señor…
«Es tal el ambiente de anarquía y el de impunidad en el actuar irregular de muchos, que hasta justifica el de otros tantos. Que Dios NS nos agarre confesados y no permita que lleguemos a la barbarie…»
«Mientras vivas lucha fuerte y siempre, dar gracias a Dios NS. por lo bueno y por lo malo en cada momento, por todo».
«Tiempos de soledad y tristeza… Vaya un saludo cargado de sentimiento y solidaridad para todos los hermanos venezolanos que hoy por terceras circunstancias se obligaron a emigrar sin ser nosotros un pueblo de naturaleza migrante».
«Familia, la génesis de toda sociedad… Es desde allí donde comienza la educación, la moralización, los principios..!»
«Soy Maronita y mi Santo Charbel…!»
«Jesús NS, nunca dejará de escuchar nuestros ruegos y de atender a nuestras necesidades. Desde su amor sabrá responder a nuestras peticiones. Su momento es el ideal y sabe lo que más nos conviene. Dios NS nos bendiga a todos»…
Ha tenido un oficio peligroso, exigente y lleno de sobresaltos y de momentos difíciles. Él tenía esa fuerza espiritual que era su fe y tal vez ello le llevó a actuar con ponderación, con sentido de justicia. «Cuando se me requirió hacer política con mi cargo, lo deseché y no me aparté de lo jurídico, lo constitucional. Todo aquello para lo cual me formaron».
«Sabía que, al final, eso iba a significar sinsabores y obstáculos en mi vida profesional, como en efecto ocurrió. En alocución por cadena de radio y televisión, el presidente Hugo Chávez declaró héroes nacionales a los pistoleros de Puente Llaguno, responsables de violencia y muertes el 11-A, y a Miguel Dao lo proclamó enemigo de la revolución, de lo cual me siento orgulloso».
«A Nuestro Señor siempre sentí que lo tenía»
Todos los que lidian con la delincuencia pasan por momentos difíciles. Momentos en que se acuerdan de Dios y le ruegan auxilio.
Miguel comenta con naturalidad: «Nunca pedí ayuda a Papá Dios pues siempre sentí que lo tenía. Nunca lo llamé, como si estuviera lejos porque lo sabía conmigo. Nunca me faltó el apoyo de Nuestro Señor por eso no lo pedí especialmente para un caso en particular y cada uno de ellos lo asumió como el más importante».
Hace una salvedad: «En mi familia sí he recurrido particularmente a la mano de Dios para pedirle asistencia y que me hiciera caminar por el sendero correcto. Pero dentro de la policía siempre me sentí respaldado y andando de la mano de Dios. Por eso no me desvié y actué invariablemente dentro del marco de la justicia y el derecho. Si lo hubiere hecho, habría pedido clemencia a Dios».
«Pero ni siquiera el 11-A, el momento más importante de mi vida policial y que determinó una interrupción en mi carrera, me aparté del camino que me tracé para actuar correctamente y con absoluto apego a la ley”.
Es verdad, se truncó su carrera administrativa oficial, más no su vida como abogado de prestigio y policía bien formado.
Fue un paréntesis, como tantos en la vida. Lo que nunca ha pausado es su servicio al país y a tanta gente que lo busca como profesional de la seguridad en una Venezuela que ha tocado sus picos de violencia, secuestros, asaltos y muertes.
Lamenta que muchos vean el trabajo del policía como despreciable o como un recurso para los que no dan mucho de sí. Cuántas veces no hemos escuchado decir «mi hijo no sirve para estudiar, es mal deportista, no sé qué hace en sus ratos libres… ¡sirve es para policía!».
Es un criterio claramente despectivo. «Yo considero -apunta Miguel- que para ser policía hay que estar muy bien preparado, capacitado y, sobre todo, hay que tener una mente y un equilibrio emocional tremendo para poder ejercer el oficio y dignamente los cargos de preponderancia donde una decisión tuya tiene repercusiones muy graves. Hay que tener mucha paz y un aprecio por el ser humano que te lleve a actuar siempre con justicia».
Hermanos de crianza
Las calles de Puerto Cabello todavía conservan historias sobre la familia Dao. Cuentan que Elena, la madre de Miguel, enviudó relativamente joven y contrajo segundas nupcias. Su segundo marido es el padre del abogado Gonzalo Himiob Santomé, quien terminó siendo hermano de crianza de Miguel, gozando de todos los beneficios y privilegios del clan familiar maronita, laborando en sus empresas y vinculándose a la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), cuyos principales mecenas han sido la familia Dao y BANCARIBE.
Gonzalo Himiob Santomé (Caracas, Venezuela, 5 de octubre de 1969) es un abogado, escritor y activista venezolano. Es miembro fundador de la organización no gubernamental Foro Penal, de la que es vicepresidente.
Himiob se graduó como abogado en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en 1992, especializándose en ciencias penales y criminológicas en la UCAB, en 1996, y en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 2011. Fue profesor universitario de la UCAB entre 1996 y 2016 y ha sido profesor de la UCV desde 2000. Himiob también fue fundador del escritorio jurídico Himiob, Romero y Asociados, siendo coordinador del área criminal y criminológica desde 1993, y desde 2001 es investigador asociado del Centro de Investigaciones Jurídicas de la UCAB.
Entre 1999 y 2000 Gonzalo se desempeñó como el coordinador de la asociación civil «Foro Constitucional de Venezuela», fue miembro fundador de la organización no gubernamental VIVE (Víctimas Venezolanas de Violaciones a los Derechos Humanos) y es miembro fundador de la ONG Foro Penal, donde se desempeña como director nacional desde 2004.
Himiob ha publicado varias obras, incluyendo ensayos políticos y legales monografías y entre las que destaca “El gobierno de la intolerancia”, un libro que reseña los casos más emblemáticos de persecución y discriminación política durante el gobierno de Hugo Chávez; tres poemarios: “Las otras lunas y el mundo”, “Crónicas del Rinoceronte, del León y de los Avestruces”, y “Nocturnatios”; y sus novelas “Ausencias deja la noche” y “Sentir la sed”.
Desde 2014, Gonzalo Himiob ha sido señalado en múltiples oportunidades en el programa Con el Mazo Dando del dirigente oficialista Diosdado Cabello, así como en diferentes medios públicos y por voceros oficiales. Ha denunciado amenazas contra su integridad física y personal por la labor que realiza como activista.
Patrón de Internet
Venezuela, al igual que el mundo católico internacional, vivió con emoción la beatificación de un “chamo” de apenas 15 años que ahora ya es “Patrón de Internet”. Rosa Pellino es hermana de la abuela materna de Carlo Acutis, es decir, tía abuela del joven. Rosa está casada con el abogado Miguel Dao, educado por los jesuitas en el colegio San Ignacio de Caracas, una familia muy apreciada en la capital venezolana.
Desde Aleteia, página web de noticias e información católica, pidieron a Rosa conversar acerca de sus impresiones sobre el acto de beatificación que apenas un día antes se celebró en Italia y habían podido seguir desde Venezuela a través de las transmisiones.
Aún con la voz quebrada por el sentimiento comentó:
“Esto es algo muy grande, indescriptible. Hemos llorado mucho y tenemos sensaciones encontradas. Estamos muy felices pero habríamos querido poder estar presentes en Asís para vivir ese momento con nuestra familia, pero las restricciones que impone la cuarentena nos impidió viajar. Busqué entre la gente a los míos y pude ver a los padres de Carlo en la pantalla. Puedo imaginar la emoción que tenían porque nosotros, acá en Caracas, no hemos dejado de llorar”.
Explicó que el abuelo viajó a Venezuela durante la Segunda Guerra Mundial, como tantos europeos. Pronto conoció a Luana y formaron un hogar. En ese hogar nació Antonella, quien contrajo matrimonio con Andrea Acutis y los padres de Carlo. Así que, siendo tía de Antonella, la interlocutora Rosa es tía abuela del jovencito ejemplar, genio de la informática, que acaba de subir a los altares. Cuenta que, de pequeño, lloraba por entrar a las iglesias, “pataleaba si no lo dejaban” y cada día rezaba con fervor y también predicaba para quienes lo quisieran escuchar. No eran una familia de la que se espere produzca religiosos ni santos. Son católicos, claro, pero del tipo que hoy llamaríamos “light”, según Rosa. La pista puede ser la que ella misma asomó: “Tenía una niñera que era muy católica y la quería mucho. Tal vez fue ella quien más lo inclinó hacia todo ese mundo espiritual”. Sin embargo, no cabe duda de que fue Dios, “eso es un don”, apunta. Lo cierto es que Carlo tenía a Dios en sus teclas y a la Virgen en su corazón.
De mayorcito, de repente se levantaba de la mesa y corría a llevar alimento y ropa a los indigentes. Dicen quienes lo conocieron que su bondad y cercanía era capaz de curar pues algún encanto había en él que aliviaba y animaba. “¡Lamento tanto no haber podido verlos la última vez que fuimos a Italia! Ellos estaban de viaje en Londres y nosotros no podíamos ir hasta allá”, dice Rosa. Cuenta que Carlo estaba muy claro en lo que a su destino se refería. Un día dijo: “Pronto moriré pero ustedes –sus padres- tendrán gemelos”. Cuando los amigos bromeaban sobre las chicas, él decía: “La única mujer en mi vida es la Virgen María”. Rosa nos revela que un día soñó que su abuelo estaba en el purgatorio y rezaba mucho por él. Lo que sí es claro para toda la familia es que tenía un don especial para ver y predecir, más allá de lo comprensible.
“Cuando le diagnosticaron cáncer fue un golpe muy fuerte para toda la familia. Pero él siempre estuvo sereno y esperanzado en Dios. Yo tengo un hijo cercano a su edad y tiene un impresionante parecido con Carlo. Por ello la noticia fue aún más impactante”. El esposo de Rosa, Miguel Dao Dao –tío abuelo político de Carlo- vivió tiempo antes la muerte de uno de sus hijos, Aníbal Dao, ocurrida durante una práctica de paracaidismo que realizaba en compañía de otras dos personas, entre ellas el reconocido joyero venezolano Fernando Valero Gutiérrez. Fallecieron instantáneamente. Fue un mazazo indescriptible para el alma de Miguel. Pero sus palabras reflejaron que se mantenía en pie gracias a su fe. Miguel es muy conocido y respetado, no sólo como profesional del Derecho sino por su labor como comisario y exdirector del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), en tiempos de los gobiernos democráticos en Venezuela. En aquel fatídico momento de agosto del 2018, formuló unas declaraciones a la prensa destacando el amor que le brindó su hijo: “Si alguna carga he de tener es aquella del mucho amor que nos brindó Aníbal y la llevo también con amor”.
En un mensaje publicado en su cuenta de Twiter escribió: “Fuerte y duro tránsito éste, queridos hermanos. La voluntad de Dios quiero respetarla y solo le pido fortaleza para afrontar todo esto. Entiendo que no es ley de vida pero lo acepto con mucha humildad y me quedo con esos hermosos momentos que pasé con mi muchacho”. Y agregó una frase del poeta chileno Pablo Neruda: “Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida”. El amor era el hilo conductor de los sentimientos en aquellos trágicos tiempos. Como lo es ahora, con la experiencia vivida por la familia de Carlo. Los dejó llenos de amor y de compasión y por esa razón los recuerdos, lejos de lacerar, deforestan y confortan.
No podemos pensar otra cosa, sino que Carlo fue un ángel que estaba de paso para hacer el bien, influir en sus contemporáneos para traer esperanza, y dar testimonio de su fe. Nadie puede siquiera sospechar para cuántas cosas más estuvo en el mundo. Sólo nuestro Creador las sabe. ¿A cuánta gente no habrá tocado con su actividad en red? ¿Cuántos no se habrán sentido movidos por sus mensajes online? A pesar de ser un joven como cualquier otro, semejante a los chicos de su edad, no era un ser de este mundo, siempre fue más del Cielo. Misterios de Dios. Es difícil comprender y aceptar la muerte de alguien que tiene la vida por delante, pero “hay que confiar en los planes del Señor”.
Crisis
La historia del clan Dao deja patente su vinculación con la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), pues algunos miembros de la familia han cursado estudios o forman parte del staff académico de la casa de estudios superiores. Se cree que esas relaciones y la influencia que se deriva de las mismas, han sido utilizadas para tratar de ocultar la realidad sobre la grave crisis que hoy a travesarían las finanzas del grupo BanCaribe.

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