El banquero hispanovenezolano Juan Carlos Escotet ha hecho crecer y expandido en España su entidad, ABANCA, sobre los caparazones de otros bancos en problemas o rescatados con fondos públicos, que ha logrado adquirir a precio de ganga y en condiciones muy ventajosas.
Ha sido así que, Escotet, ha integrado a ABANCA las antiguas sucursales de otras entidades, en un proceso análogo que recuerda al proceder de los llamados fondos buitres. A lo largo de ese proceso de absorciones, no pocos trabajadores de las entidades adquiridas por ABANCA, han quedado en la calle, al haber perdido sus empleos, mientras Escotet continúa en su empeño de expandir su imperio.
ABANCA sigue desde hace años una dieta de engorde que no le ha ido nada mal. El banco heredero de las antiguas cajas gallegas, adquirió en 2017 la antigua división de consumo de Banco Pastor para, un año después, integrar el negocio portugués de Deutsche Bank y, posteriormente, la actividad de Caixa Geral en España. Posteriormente continuó creciendo, con la vasca Bankoa y con el negocio de Novo Banco. Estas adquisiciones, que la han llevado a sobrepasar los 110.000 millones de volumen de negocio, no han saciado su apetito inversor, ya que la entidad siempre ha defendido la apuesta combinada de crecimiento orgánico e inorgánico.
En este punto, la venta de Targobank, el negocio español de Crédit Mutuel, se cruza en su camino de compras y crecimiento. Distintos medios señalan a ABANCA como posible candidato en la adquisición de la entidad, aunque, de momento, los de Juan Carlos Escotet guardan silencio cuando se les pregunta sobre su interés por los activos de la financiera. En cualquier caso, las características del banco y su localización encajan con la expansión de la entidad gallega.
Domiciliado en Madrid, el grupo Targobank tiene su origen en el Banco Popular Hipotecario, nacido en el año 1993. En 2010, esa licencia bancaria –que pertenecía al Banco Popular–, se usó para crear una nueva plataforma junto con Credit Mutuel: Targobank. Siete años después, los franceses se harían con el 100% de las acciones de la entidad, cuya actividad se centra en el préstamo de servicios financieros y de seguros a particulares, empresas y negocios, reveló Cristina Díaz Pardo en Economía Digital Galicia.
A cierre de 2021, Targobank sumaba 544 empleados, además de 66 oficinas y más de un centenar de cajeros. Su área de acción se encuadra mayoritariamente en Madrid, Comunidad Valenciana y Baleares.
Targobank lleva años en pérdidas, si bien sus pérdidas se han ido minorando. El año pasado lo cerró con unos números rojos de 16,8 millones de euros, un 60%, eso sí, por debajo del negativo de 42,5 millones que se anotó el año de la pandemia. En 2019 acometió el primer ERE de su historia.
A finales del pasado año, Targobank movía un volumen de negocio, entre crédito a clientela, depósitos y recursos fuera de clientes, de 6.000 millones de euros. La foto fija de la red de Targobank es ligeramente superior a la de Bankoa, una de las últimas adquisiciones de la entidad cuyo primer ejecutivo es Francisco Botas. Cuando ABANCA realizó esta compra, el banco vasco contaba con un volumen de negocio que rondaba los 4.300 millones de euros y con una red de 30 oficinas ubicadas en Euskadi, Navarra y Madrid.
Según adelantó El Economista, Credit Mutuel también habría puesto a la venta, junto con Targobank, sus dos filiales aseguradoras, Agrupació y Atlantis, si bien este proceso se estaría llevando al margen de la venta de la red bancaria.
ABANCA cerró los seis primeros meses de su año fiscal con 104,3 millones de beneficio y tres elementos clave que dan muestra de su poderío a la hora de continuar con su senda expansiva. Una progresión del 14% en los beneficios recurrentes, un exceso de capital de 1.440 millones sobre requisitos de solvencia y una mora del 2,1%, más de un punto por debajo de la media del sector.
ABANCA cerró los seis primeros meses de su año fiscal con 104,3 millones de beneficio y tres elementos clave que dan muestra de su poderío a la hora de continuar con su senda expansiva. Una progresión del 14% en los beneficios recurrentes, un exceso de capital de 1.440 millones sobre requisitos de solvencia y una mora del 2,1%, más de un punto por debajo de la media del sector.
Ya entonces, cuando ya se especulaba con el deseo de Crédit Mutuel de desprenderse de su negocio en España, Juan Carlos Escotet ratificó públicamente que a pesar del escenario inflacionario y la crisis de consumo derivada de la guerra en Ucrania, la hoja de ruta seguía siendo crecer, tanto orgánicamente como inorgánicamente.
“No vemos ningún motivo para cambiar la estrategia, por el contrario, ahora más que nunca, será necesaria. Creo que la combinación de crecimiento orgánico e inorgánico es ganadora”, dijo el financiero.
Meses antes — el mercado especulaba con la posible adquisición de la lusa Eurobic– ya había explicado que “en ambientes de alta inflación, el sector bancario no se escapa de las presiones en su estructura de costes, y hay que buscar por la vía de la escala, bien por el crecimiento orgánico o inorgánico, tratar de generar mayor volumen de negocio para ser más competitivo”.
Y sigue el engorde de ABANCA…
ABANCA ha completado la revisión de las cuentas de Targobank sin sobresaltos y se prevé que presente una oferta en los próximos días. Lo lógico es que ABANCA y el grupo francés Crédit Mutuel, propietario de Targobank, cierren la operación como máximo en noviembre.
La revisión de los números de Targobank, un proceso conocido en el argot financiero como due diligence, se inició en mayo. ABANCA y Crédit Mutuel llevan meses negociando la venta de Targobank, que arrastra números rojos desde hace varios años.
Se descuenta que el banco gallego hará una oferta de derribo. Fuentes próximas a la operación detectan que tanto ABANCA como Crédit Mutuel no tienen prisa por cerrar la operación, aunque dan por hecho que las partes deberían ponerse de acuerdo antes de diciembre. Targobank tiene casi 4.000 millones de euros activos y perdió más de 4 millones en el primer semestre de 2022, según las últimas cuentas facilitadas al Banco de España.
En el precio jugarán un papel clave tanto los costes de reestructurar plantilla como el consumo de capital para ABANCA al engrosar los Activos Ponderados por Riesgos (APR). Targobank cuenta con 544 empleados, 66 oficinas y 102 cajeros automáticos. Tiene alrededor de 100.000 cuentas de pasivo, con datos a cierre de 2021, los últimos disponibles en la Asociación Española de Banca (AEB), reveló Rubén Sampedro en Vozpópuli.
Targobank nació en 1993, con el nombre de Banco Popular Hipotecario. En 2010, Crédit Mutuel se hizo con un 50% de su capital social tras alcanzar un acuerdo con el antiguo Popular. En junio de 2017, con la resolución del banco presidido entonces por Emilio Saracho y la venta a Santander, el grupo francés adquirió el 100%.
Crédit Mutuel tuvo que hacer varias inyecciones de capital para cubrir las pérdidas en Targobank en los últimos años, cuando afloró pérdidas por las cláusulas suelo de antiguos clientes de Popular. La última, de 20 millones de euros, fue en julio.
La cúpula de ABANCA lleva tiempo buscando ganar tamaño vía compras. Pero, de momento, se tiene que conformar con pequeñas adquisiciones. Desde 2014 ha cerrado cinco operaciones corporativas. La primera fue la integración ese mismo año del Banco Etcheverría; en 2017 realizó la compra de Popular Servicios Financieros; en 2018, adquirió el negocio minorista de Deutsche Bank en Portugal, y en 2018 también compró a Caixa Geral de Depósitos su banco en España, Banco Caixa Geral.
ABANCA tiene munición suficiente para acometer una operación corporativa para situarse entre las cinco grandes entidades de España. Según las últimas cuentas a junio, cuenta con un exceso de capital de unos 1.500 millones, aunque el Banco Central Europeo (BCE) le ha subido los requisitos de solvencia para este año por el perfil de riesgo.
El gran intento frustrado de Escotet fue en 2019. En ese momento, ABANCA intentó lanzar una especie de OPA por Liberbank cuando la entidad asturiana estaba en plenas negociaciones de fusión con Unicaja. Desde ese momento, el mercado apunta al banco como principal candidato para hacerse con Ibercaja, pero el empeño de la cúpula aragonesa por seguir en solitario y la fortaleza de su actividad frenan cualquier intento de integración.
Banco sí seguros no…
El gigante francés de los seguros AXA acaba de anunciar que ha iniciado negociaciones en exclusiva para comprar la filial española de seguros de la también francesa Crédit Mutuel, por un precio de 310 millones de euros en efectivo. Una operación que se da por hecha a la espera de las pertinentes aprobaciones.
Crédit Mutuel también tendría la intención de deshacerse de su negocio bancario. La plantilla da por hecho que será Abanca la entidad que se quedará con estos activos, si bien tanto la entidad de Juan Carlos Escotet como el banco francés no han hecho ninguna manifestación al respecto. La financiera gallega insiste en que “no comenta operaciones corporativas”.
En todo caso, el anuncio de AXA indica que las desinversiones de Crédit Mutuel el España se aceleran. La operación de adquisición de la filial aseguradora debería realizarse en el tercer trimestre del año próximo. Eso ocurrirá una vez que se lleven a cabo los procesos de consulta de las instancias representativas del personal y que se obtengan las autorizaciones reglamentarias.
La operación ya ha sido confirmada por Crédit Mutuel a sus empleados en España, tanto a los de Targobank, que bajo el mismo proceso esperan acabar en manos de Abanca, como a los de la propia aseguradora, Agrupació y Atlantis.
Mediante un comunicado interno, el director de recursos humanos, Pierre Reichert, informaba a la plantilla que el grupo Assurances du Crédit Mutuel ha firmado un contrato de exclusividad con AXA con objeto de vender la totalidad del capital de GACM España, la sociedad holding titular de los negocios de seguros establecidos en España.
El proyecto de cesión, destaca la compañía, “se produjo sin que nuestro grupo hubiera iniciado ningún proyecto de venta de nuestras actividades en España”. Pero AXA lanzó una oferta “espontáneamente”, justo en el momento en que Crédit Mutuel estaba planteándose la estrategia en España, justifican.
La decisión ha sido aceptada, continúan, porque AXA se ha comprometido a velar por la preservación del empleo. La entidad francesa anunció recientemente a los trabajadores de Agrupació y Atlantis que, si finalmente vendían la filial de seguros, no iban a despedir a nadie durante un período de tres años tras el cierre de la operación de compra.
Aunque también señalaron que, en caso de producirse un despido dentro de este periodo, el trabajador cobrará una indemnización “muy superior al mínimo legal”. El comunicado fue enviado solo un día después a los trabajadores de Targobank al trascender en los medios que la intención de la francesa era vender el banco a Abanca.
En la misiva que han recibido todos los empleados, Crédit Mutuel explica que el proyecto de cesión se alargará durante varios meses porque necesitan la validación de las autoridades supervisoras. Por lo que de acometerse ajustes de personal, no serán de manera inmediata.
Según las cuentas publicadas, en 2021 la filial española de seguros de Crédit Mutuel tuvo 400 millones de euros de primas brutas y un beneficio neto consolidado de 16 millones de euros, obtenidos sobre todo en la actividad de seguros de bienes para particulares y sanidad.
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