Escándalo en Cuba por posible estafa piramidal de gestora de criptomonedas Trust Investing

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La historia del joven Ruslan era una historia de éxito. Según sus propias palabras, se había incorporado a Trust Investing (TI) en mayo de 2019 con 15 dólares, la inversión mínima aceptada por la empresa. Un año y medio más tarde, Ruslan Concepción aseguraba tener ingresos diarios de más de 100.000 dólares. Era un millonario hecho a sí mismo, un ejemplo para miles de cubanos golpeados por la crisis económica y la pandemia. Ni siquiera el Gobierno se atrevía a toserle al reciente director de la empresa, que podía vagar a sus anchas por un país confinado.

A mediados de abril, Ruslan Concepción y su familia celebraron en el majestuoso Hotel Nacional de La Habana el éxito de la firma líder de activos digitales en el país. En el perfil de Facebook de su hermano, Wilhems Concepción, todavía pueden verse las fotos de esos días felices, en que la gestora de criptoactivos crecía de manera imparable, superando los 230.000 afiliados dentro de la isla. Ruslan y su familia se habían saltado todas las restricciones para viajar desde Las Tunas —su ciudad de residencia— hasta La Habana y disfrutar de sus vacaciones en el exclusivo hotel.

“La mayoría de las personas pasan trabajando 30 o 40 años de su vida SIN OBTENER NADA REALMENTE. […] #EVOLUCIONA estamos de paso por esta tierra no dejes tus sueños para después hazlo AQUÍ Y AHORA”, dice todavía una publicación de Ruslan del pasado 10 de abril. Dos días antes había dado cuenta de los “sueños cumplidos” por varios miembros de la compañía, que habían adquirido coches y motocicletas, y del respaldo de dos populares cantantes cubanos que en un vídeo promocional invitaban a “venid con nosotros (sic)”.

Pero hasta los mejores sueños se acaban. El 22 de abril, Ruslan fue detenido en el aeropuerto intentando viajar a Rusia con su familia. Esta es la historia del hombre y la opaca empresa que ha llevado a muchos a preguntarse si toda Cuba no estará, acaso, metida en una estafa piramidal.

Una semana después, al hacer público el caso, sus hermanos adujeron que la acusación apuntaba a la probable procedencia ilícita del dinero que portaba. Poco más. Hasta la fecha ni siquiera se sabe con certeza dónde se halla Ruslan o bajo qué cargos es investigado.

“Lo único cierto es que en su casa y en las de varias de sus amistades hicieron tremendos registros y cargaron con muchísimas cosas. Hasta el carro de él, que había dejado en el garaje de un amigo, se lo llevaron”, comenta Maikel, también residente de la ciudad Las Tunas, quien estaba a punto de incorporarse a la empresa “cuando explotó esto”. “Otra gente —sigue relatando Maikel— no tuvo tanta suerte. Media Tunas tiene puesto su dinero en Trust Investing y es lógico que el pueblo ande revuelto. Los que fueron el otro día al Gobierno para reclamar explicaciones son solo un grupito comparados con los miles que ahora mismo no saben si perdieron lo invertido”.

Un artículo sobre el tema, publicado el 3 de mayo por ‘Cubadebate’, la principal revista digital del Gobierno cubano, superó en pocas horas los 2.000 comentarios, 10 veces más que cualquiera de sus otras notas más populares. “Yo vendí mi casa y mi esposa también, vendí un carro que era de mi abuelo y pusimos todo en ‘trust’ [sic] estamos alquilados con la promesa de que en 10 meses tuviéramos el doble, y resulta que ahora nuestras cuentas ‘trust’ están congeladas y no podemos siquiera extraer el dinero”, se lamentaba uno de los lectores.

En paralelo con el arresto de Ruslan Concepción y varios de sus colaboradores, a comienzos de mayo Trust Investing decidió intervenir todas las cuentas de los inversionistas cubanos, bajo el pretexto de haber encontrado “irregularidades en los saldos y otras operaciones”. Esa situación no fue, sin embargo, abordada por los directivos de la compañía durante la conferencia por el segundo aniversario de la empresa, el 9 de mayo, pese a que los ‘trusters’ de la isla representan más de la cuarta parte del total de sus afiliados.

“El Estado cubano no promueve ni aprueba el funcionamiento de este tipo de ’empresas’. Ninguna de ellas cuenta con licencia para operar dentro del territorio nacional, [su] operatoria es similar a lo conocido como Estafas Multinivel o Piramidales, también llamadas Esquemas de Ponzi, [se] aconseja al público no involucrarse en operaciones de esta naturaleza”. El 13 de mayo, el Banco Central de Cuba (BCC) emitió un comunicado en el que fijaba la posición de La Habana después de dos semanas en las que las redes sociales vinculadas a Trust Investing habían entrado en estado de convulsión. Pero la declaración oficial no buscaba aclarar las dudas de los inversionistas locales de la compañía, sino responder a la amenaza hecha por la directiva de TI cuatro días antes: “Nos ponemos a disposición de las autoridades cubanas por si necesitan alguna documentación. Pero también avisamos, si algo pasa a nuestros chicos vais a tener 800.000 personas contra vuestro Gobierno”, declaró durante la conferencia de aniversario Fabiano Lorite de Lima, el director de Marketing de la gestora.

A todas luces, su ultimátum no sentó bien en el Palacio de la Revolución. Apenas 24 horas después, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, se refería al asunto asegurando que la especulación con criptoactivos era estudiada con cautela por la dirigencia del país (“sus procedimientos pudieran ser motivo de estafa”, llegó a afirmar), y el Ministerio del Interior ampliaba el alcance de los registros y detenciones de líderes de la empresa.

Para el jueves, cuando el Banco Central divulgó su nota, se decidió dejar a un lado los convencionalismos y mencionar a Trust Investing por su nombre, dentro de la relación de sociedades que las autoridades consideran potencialmente peligrosas. Con el paso de los días, y ante el persistente bloqueo de sus cuentas, numerosos ‘trusters’ cubanos han comenzado a preguntarse si la compañía en realidad los engañó.

Motivos no les faltan. Con un margen de ganancias estratosférico (del 200% en un plazo de 10 meses) y apenas datos de su junta directiva (solo se conocen los nombres de sus líderes, los brasileños Diego Chaves, Lorite de Lima y Claudio Barbosa, aparentemente domiciliados en España), Trust Investing es una gran incógnita. Empezando por su registro legal, que en el pasado la empresa dejó entrever que podía hallarse en España o en Panamá. Más en El Confidencial


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